Partida de un valor

El mes pasado falleció en México un distinguido ecuatoriano, el doctor Miguel Albornoz Ruiz, diplomático y escritor de méritos, quien incursionó con éxito en la diplomacia multilateral y nacional, así como en el periodismo y el quehacer político. Sus prolongadas ausencias del país lo alejaron del contacto cotidiano y tal vez por eso no se le ha hecho justicia en la opinión pública, porque siempre estuvo al servicio de las mejores causas y de la difusión de los valores sustantivos del Ecuador.

Tuve oportunidad de tratarlo por vez primera hace varias décadas, en Naciones Unidas, donde ejercía una función específica. En esa época la ONU otorgaba becas destinadas a funcionarios de rango menor de las cancillerías de los Estados miembros, para un curso práctico sobre organización y funcionamiento de esa institución. Fui acreditado por nuestra Cancillería y asignado a la Comisión de Derechos Humanos. Allí pude iniciar una amistad sin término con Miguel Albornoz y compartir impresiones sobre el nuevo orden internacional instaurado a partir de la fundación de la ONU.

Años después nos encontramos en México, donde mi ilustrado amigo gozaba de prestigio como representante de la ONU en ese país, cargo que desempeñó en varias capitales latinoamericanas, Buenos Aires entre ellas. Yo había asumido la función de encargado de negocios, jefe interino de nuestra misión diplomática. Participamos de varios actos culturales, estuvo siempre presente la preocupación cívica del doctor Albornoz por los asuntos del Ecuador. Le apasionaba, entre otros temas, la vida y obra de Eugenio Espejo, en tanto símbolo del periodismo y prócer ilustre del movimiento de independencia, además naturalmente de sus valiosas investigaciones científicas. Más de una vez estuvo con nosotros Demetrio Aguilera Malta, alto valor de las letras ecuatorianas.

Hacia 1977 nos encontramos de paso en Quito, él como embajador del Ecuador ante la ONU y yo como embajador en Uruguay. Jorge Salvador Lara, a la sazón canciller, nos había invitado a pronunciar sendas conferencias ante el personal del Servicio Exterior. Miguel Albornoz disertó sobre la Carta de la ONU. Recuerdo que puso énfasis en la trascendencia política del veto en el Consejo de Seguridad, como privilegio de los 5 miembros permanentes, e invitó a formular comentario Tuvimos un interesante intercambio de opiniones cuando le dije que en la Sociedad de Naciones hubo una suerte de “veto democrático” por la unanimidad de la votación en la Asamblea.

En lo político fue Secretario General del gobierno de Galo Plaza y candidato presidencial en 1988. Escribió la biografía ‘Galo Plaza, ecuatoriano universal’, publicada por la Casa de la Cultura.

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