Este calificativo no le gusta a nadie, en especial al Gobierno, sin embargo, la situación actual por la baja del precio del petróleo y por la apreciación de dólar, demanda se tomen varias decisiones, lamentablemente todas ellas con elevados costos. Estas acciones, por la profundidad de las mismas, pueden encasillarse como un paquetazo.
El problema es del sector externo antes que del sector fiscal, afirma el Régimen. Menciona que el presupuesto es menos dependiente de los ingresos petroleros, pues estos representan apenas el 15% de los ingresos totales mientras los ingresos tributarios pesan el 71%. Esta información es incompleta y no puede ser vista como un tema estrictamente contable. Los impuestos pueden significar un porcentaje mayoritario de los ingresos totales del presupuesto pero lo que hacen es distribuir la liquidez desde el sector privado al sector público para que este pueda cubrir sus necesidades de gasto, por lo tanto, no son recursos que generan liquidez adicional ni alimentan la dolarización. Por lo tanto, los ingresos petroleros a pesar de representar un porcentaje menor son una de las fuentes de dólares para la economía y, por lo tanto, ayudan a sostener el régimen cambiario.
El sector fiscal es un espejo del sector externo, tanto así que el problema del sector externo se origina principalmente en el desorden fiscal acumulado en los últimos ocho años. El gasto público ha duplicado su importancia frente al PIB entre el 2006 y el 2014, lo que ha significado que el crecimiento de este haya sido mucho más acelerado que el crecimiento de la economía, lo que a su vez ha implicado que esa liquidez, al no encontrar suficientes proyectos de inversión, termine saliendo del país o comprando bienes y servicios del exterior, vale decir, más importaciones.En tal virtud, si se pretende corregir el desequilibrio del sector externo, dígase déficit comercial y de cuenta corriente, tienen que empezar con ordenar el manejo de las finanzas públicas. Las otras medidas como las salvaguardias cambiarias o las restricciones para importar en general, no resuelven el problema de fondo creando además menos crecimiento económico, más desempleo y disputas con los países vecinos.
Les va tocar seguir endeudándose, bajar el gasto viable de reducir que es lamentablemente el de inversión y pensar en focalizar subsidios. Que no se les ocurra aumentar o crear más impuestos que sería el puntillazo final que anule la inversión privada. Si habrían ahorrado estos ocho años solo el 3.91% que es el recorte anunciado para el presupuesto del 2015, tendrían un fondo de cerca de USD 8 000 millones, cifra que habría apoyado fuertemente a solventar el problema externo actual. Así mismo, si habrían gastado solo el ingreso atado a los precios fijados en los presupuestos de cada año, sin gastarse los excedentes, el ahorro sería superior a los USD 10 000 millones. Ocho años alertamos de esto.
Mauricio Pozo Crespo / Columnista invitado