El Papa en Cuba

Benedicto XVI acaba de visitar Cuba. Al igual que en 1998, cuando el papa Juan Pablo II visitó la isla, sus autoridades no han escatimado esfuerzos para dar todos los honores al máximo representante de la Iglesia Católica.

Tanto fue así que el Papa se entrevistó con el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, e incluso se brindaron las facilidades para la celebración de una misa en la emblemática Plaza de Revolución, a la cual asistieron cerca de 100 mil personas.

Aunque esto implica una aparente flexibilización del Régimen cubano frente a la Iglesia, llama la atención que un Papa conservador y cuestionador de regímenes totalitarios haya visitado Cuba. Si se toma en cuenta la posición que ha tenido tradicionalmente Fidel Castro y su hermano frente a la Iglesia Católica, la visita de Benedicto XVI en otros tiempos hubiese sido imposible. A diferencia de Marx, da la impresión que para los hermanos Castro ahora la religión no sea considera como el “opio del pueblo”.

Marx, en la Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, sostenía: “La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una situación sin alma. Es el opio del pueblo”. Se necesita, decía Marx, la abolición de la religión como felicidad ilusoria para conquistar la felicidad real. Talvez esto es un indicador más de las numerosas contradicciones ideológicas e incluso de un proceso que ha sido un fracaso. Cuba no es el ejemplo de igualitarismo y desarrollo, como siempre se nos quiso vender. El índice de Gini muestra en la actualidad una duplicación de la desigualdad, con amplios sectores sumidos en la pobreza. Los sueldos promedian los USD 20 mensuales y las jubilaciones bordean los USD10 por mes. Esto explica porque el mismo Fidel expresó hace meses de que el “modelo cubano ya no funciona ni para nosotros mismo”.

Y el problema en Cuba, no solo es modelo económico –el cual, pese a las denuncias del embargo impuesto por EE.UU. y a los intentos de seguir a China, ha fracasado- sino el modelo político. Benedicto XVI ha sido crítico, exhortó a los cubanos para que luchen por la construcción de una sociedad libre: “…la hora presente reclama de forma apremiante que se destierren posiciones inamovibles y los puntos de vista unilaterales… es hora de sumarse a esta apasionante tarea por las libertades fundamentales”.

Veamos hasta qué punto el llamado del Papa es tomado en cuenta por el Régimen y por sus ciudadanos. El autobloqueo de Cuba, en mayor medida, no depende de EE.UU. sino de los mismos líderes la revolución que no han comprendido que la sostenibilidad de una sociedad se logra con libertad y democracia.

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