Ese refrán según el cual ciertos seres humanos ven la paja en ojo ajeno, y no la viga en el propio, se podría aplicar al señor Presidente de la República.
El sábado pasado, en su vorágine de palabras dijo: “Hemos estudiado eso, y si hay indicios de sobreendeudamiento, vamos a tomar las medidas pertinentes”. Si esto es cierto, ¿no será que el sector financiero ha seguido el ejemplo del economista Correa? Las instituciones financieras han actuado teniendo como base la liquidez generada desde el Ejecutivo. Además, ofrecen líneas de crédito a los particulares, como China lo ha hecho con Ecuador, que las aceptó sin pensar en el futuro de la población joven.
El Presidente de la República es, según la Constitución, el responsable de la administración pública y de la ejecución y evaluación de las políticas a aplicarse en el país (141). ¿Puede el Presidente endeudar al país de forma agresiva? Los sumisos asambleístas constituyentes de Alianza País en Montecristi, al redactar la Carta Magna que hoy rige para la mayoría de ecuatorianos, no para la Función Ejecutiva, dispusieron que únicamente se recurrirá al endeudamiento público cuando los ingresos fiscales sean insuficientes (290.1). Pero no solo ordenaron esto, sino que también incluyeron una norma por la cual “se velará para que el endeudamiento público no afecte a la soberanía”, (290.2).
Es público y notorio que así como se señaló hace unos cuantos meses que el sector privado se estaba sobreendeudando, también es conocido (a pesar de que en las cuentas fiscales lo maquillan), que Ecuador ha comprometido su futuro con China, otorgante de créditos carísimos, aun cuando ingentes cantidades de dólares pasan a engrosar a diario las arcas fiscales.
Por otra parte, al endeudarse con los chinos a un costo superior al que cobran los organismos internacionales de crédito, se está afectando a la soberanía, aquella de la que tanto se llena la boca el Jefe del Ejecutivo. Las normas constitucionales citadas son claramente violadas por el Presidente de la República.
Para que el gobernante endeude a la nación debe estar autorizado por “un comité de deuda y financiamiento” (289). ¿Acaso obtuvo esa autorización?
Pero además se dispone que el Estado promoverá“que el poder ciudadano vigile y audite el endeudamiento público”.
¿Existirá algún valiente que haga cumplir la disposición constitucional? Como podrá deducirse, el Presidente se encuentra, luego de más de cuatro años, preocupado por el endeudamiento privado, pero no le quita el sueño, en lo más mínimo, el endeudamiento público que está bajo su absoluta responsabilidad.
Pero a él nadie le puede decir nada, porque él es economista graduado en el exterior y, sobre todo, ha ganado elecciones, ¡con eso, suficiente!