El Ecuador, tras la consulta popular del pasado domingo, inicia una nueva etapa política desde el retorno a la democracia en 1978. El triunfo contundente del Sí en las siete preguntas, el cual osciló entre el 62% y 73% a nivel nacional, muestra no solo el nivel de apoyo que goza actualmente el presidente Lenín Moreno sino también el grado descontento y desaprobación que existe con el ex presidente Rafael Correa.
Salvo los resultados obtenidos en la provincia de Manabí, en que se impuso el No en las preguntas 2, 3 y 6, podría decirse que esta es la primera vez en 11 años que Correa pierde de manera contundente una elección. Y pierde en temas o aspectos sobre los cuales al inicio de su gobierno tuvo otra postura y que ahora vendrían a ser su talón de Aquiles: la corrupción, el autoritarismo y la reelección indefinida, el quinto poder y la falta de independencia entre las diferentes funciones del Estado, el hacerse de la vista gorda frente a evidentes abusos sexuales de maestros a menores en escuelas y colegios públicos, la gran minería y, finalmente, la expansión de la frontera petrolera a costa de la protección de la Naturaleza (el Parque Nacional Yasuní). Ahora el Ecuador le dio la espalda y, además, una gran lección de democracia.
Y aunque Correa no podrá nunca más reelegirse, habrá que ver qué sucede con primera pregunta. Si la justicia encuentra motivos para juzgarlo y lo sanciona por algún caso de corrupción, no tendrá ninguna posibilidad. Ni él ni su nuevo movimiento. Lo más seguro es que los pocos militantes que le quedan a Correa, expectantes o dubitativos, salgan de la escena política o terminen dando su apoyo a Moreno.
De este modo, el nuevo escenario político del Ecuador tendrá como actor preponderante al presidente Moreno, así como ciertos líderes y partidos de oposición. Sin embargo, todo dependerá de lo que se haga por parte del Ejecutivo y del Legislativo para cristalizar lo establecido en la consulta.
En perspectiva, los resultados de las consultas en Ecuador y América Latina no han sido del todo favorables para los Estados. Generalmente han sido usadas políticamente y fallan en la aplicación. De ahí que sea sumamente importante que Moreno y los partidos afines en la Asamblea se dediquen a fondo no tanto para descorreizar sino reinstitucionalizar y fortalecer la democracia en el Ecuador.
Pese a que el momento histórico que vive el país demanda de reformas constitucionales y legales, parte de ellas incluidas en la consulta, es fundamental que el presidente Moreno no descuide del manejo económico, la reactivación productiva y la generación de empleo. En este aspecto, así como en el frente externo, se requiere de un cambio urgente y un giro cierto en función de lo que el mismo presidente Moreno ha repetido durante estos nueve meses de gobierno.
Pese a la delicada situación del país, soplan vientos a favor del Moreno. Esperemos que esto sea interpretado con claridad, prestancia y sabiduría.
smantilla@elcomercio.org