El desatinado manejo de la información por parte del Consejo Nacional Electoral, sobre los resultados de las elecciones para presidente, asambleístas y demás dignidades realizadas el domingo 19 de febrero han puesto a prueba una vez más el valor, patriotismo, decisión e intelecto de los quiteños.
No fue necesario un llamado previo de político alguno, fue una masiva auto – convocatoria de los propios ciudadanos, movidos por el sentimiento de dignidad y coraje que caracteriza a este pueblo noble lo que llevó a los quiteños, adultos, jóvenes, incluso ancianos y niños a reclamar respeto, institucionalidad y transparencia, valores que han sido sensiblemente menoscabados en el país los últimos años.
La Jornada de protesta efectuada en la 6 de diciembre y Eloy Alfaro constituye una remembranza de la hazaña libertaria efectuada por ilustres patriotas el 10 de agosto de 1809, acontecimiento histórico, hito emancipador, valorado por nuestra patria y por la región, como el primer grito de la independencia latinoamericana, donde para gloria del Ecuador, Quito se ganó la nominación de Luz de América y cuyo resultado fue no solo nuestra independencia sino la de varios países hermanos.
Quito demostró el 20, 21 y 22 de febrero de 2017 que la sangre y el espíritu de los insignes y valientes patriotas se mantiene vivo, con valentía y férrea voluntad por la defensa de los derechos fundamentales, el rechazo a la corrupción y la lucha por la autodeterminación de la sociedad ecuatoriana, cuya bandera tricolor fue el lazo que unió a miles de quiteños de nacimiento y de corazón a participar de este solemne acontecimiento que ya está registrado por la historia.
Participar del plantón de la 6 de diciembre, cercando el Consejo Nacional electoral, inmortaliza la madrugada del 10 de agosto de 1809, cuando los patriotas cercaban también el Palacio Real, hoy Palacio de Carondelet, obligando al presidente de la Real Audiencia a capitular, en este caso Quito obligaría al presidente del Consejo Nacional Electoral a proclamar los resultados y a transparentar la voluntad del pueblo en la convocatoria a una segunda vuelta electoral.
Las escenas vividas en esas frías y lluviosas noches quiteñas replicaban también una lámina cultural del Ágora de Atenas, espacio abierto y lugar emblemático destinado por los atenienses para discutir sus leyes, impartir justicia y decidir su futuro político.
Finalmente, sirvan estas palabras para mantener latente la llama encendida hace 200 años por lo más altos ideales de democracia, libertad, solidaridad, respeto de los derechos humanos, y la consecución un rumbo próspero y digno para este país rico en recursos naturales, pero sobre todo con recursos humanos extraordinarios.