El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial celebran su sesión semestral en Lima, y revelaron su visión de las perspectivas económicas. Para América Latina, anuncian el fin del superciclo de materias primas y la necesidad de ajustarse a las nuevas circunstancias. Degradan su previsión de América Latina para 2015 a una contracción de -0,3% este año, por la caída en Brasil de -3% y el colapso de Venezuela, -10%. Según el Fondo, el Ecuador sería el otro país con una caída de la economía, más moderada en -0,6%.
Para 2016, el Fondo prevé una leve convalecencia a finales del año, con lo que la economía latinoamericana mostraría un 0,8% de recuperación. Venezuela seguiría colapsando con -6%, la caída Brasil sería menor, -1%, y Argentina tendría una contracción de -0,7%. Ecuador crecería 0,1%, el cuarto peor desempeño en Latinoamérica.
Dentro de este panorama, México y Centroamérica están relativamente mejor por estar más vinculados al mercado estadounidense en recuperación y ser menos dependientes de las materias primas.
Sudamérica, más dependiente de las materias primas, tienen mayores problemas, y el recálculo a la baja del crecimiento de la China es mal augurio para las materias primas.
En Brasil juega un papel la política expansionista de la demanda que llevaron las autoridades y que quita espacio para dinamizar ahora el consumo; al contrario, lamentablemente, hayque restringirlo por los problemas de la balanza comercial. El Fondo no lo explicita, pero sospecho que en menor grado esto también aplica a Ecuador.
La principal herramienta para el ajuste ha sido cambiaria, de ahí los problemas del Ecuador, que se viven con más dramatismo en la frontera norte. La imposibilidad tanto de devaluar como de estimular la demanda es lo que lleva al Fondo a calcular que en 2015-16 Ecuador tendrá el tercer peor desempeño económico de Latinoamérica.
El Fondo dice poco en cuanto a lo que tiene que hacer el Ecuador para salir de la crisis. Incluso considera que se está haciendo un ajuste fiscal adecuado, lo cual es parte del motivo porque la economía decae. Pero se desprende de sus aseveraciones que se debe continuar con el ajuste fiscal, puesto que este año el sector público requiere crédito de USD 6 000 millones (adicional el crédito del IESS y Banco Central) y de USD 3 000 millones en 2016, lo que implica que la reducción del déficit fiscal y el gasto debe continuar. El próximo año se alcanzaría el tope de endeudamiento del 40% del PIB, sin considerar al IESS.
Además, hay que reducir los costos internos de producción en al menos 10%: conseguir por otras vías lo que otros países logran alcanzan con la devaluación. También lograr que consumidores y depositantes de bancos recuperen la confianza en las políticas públicas.
2016 debe ser año de ajustes.