Nuevo eje petrolero

Estaba previsto que en agosto empiece la producción petrolera de Tiputini.

La reputada firma certificadora Ryder Scott determinó que los tres campos que forman ITT: Tiputini, Tambococha e Ishpingo, son uno sólo. Lo que en los planos constan como áreas sin petróleo entre campos, no son tales, sino que también están cargadas. Esta reinterpretación llevó a Ryder Scott a certificar que las reservas son 1 670 millones de barriles, un incremento de 45%. La perforación de Tambococha e Ishpingo incrementará más estas reservas. Es el yacimiento de petróleo comercial más grande descubierto en territorio nacional, mayor que Shushufindi, aunque de un crudo mucho más pesado, de 15 grados API. La producción llegaría a 300 mil barriles diarios en 2 022.

Los tres segmentos de ITT se alinean de noreste a suroeste. Imuya, campo del mismo bloque, entonces ITTI, fue descartado por estar en la reserva Cuyabeno. Imuya está al noreste: los cuatro campos están en un mismo eje, paralelo a la frontera con Perú.

Si el eje continúa, hacia el sudeste pasaría por la zona intangible Tagaeri Taromenane y llegaría a los bloques 87 y 86, antes de adentrarse en el Perú.

Hay petróleo en el 86, descubierto por Amoco a principios de los 70, y hubo inmediatamente al sur, en el Perú, que ya fue extraído. Petroamazonas se propone explorar el bloque 86 y sacar el crudo por el oleoducto norperuano, que nace próximo a la frontera con Ecuador.

Hay varios desafíos. El primero es que este tren de campos petroleros en el extremo oriente del país pasaría casi en su totalidad por áreas protegidas: Cuyabeno, Yasuní, zona intangible. Lo que quedaría, más allá del ITT en Yasuní, es el extremo sur, en Morona.

Lo segundo es quién y cómo lo extraerá. En Tiputini perfora Sinopec, pero bajo una modalidad de servicios específicos que no es sustentable en el tiempo para una operación de tanta envergadura.

Las alternativas son el contrato de servicios, que es el que le gusta al gobierno, o el de participación, que prefieren las empresas. La experiencia de las petroleras con contratos de servicio es que cuando el petróleo está alto, toda la utilidad extraordinaria es para el gobierno y cuando está bajo, el gobierno no les paga. Por eso fracasó la tan promovida ronda X.

Es de suponer que las autoridades no darán su brazo a torcer e insistirán en contratar ITT y cualquier nuevo campo, bajo la modalidad de pagar un valor fijo por barril. Probablemente fracasarán.

Habrá que esperar un nuevo gobierno para que la actividad petrolera recobre dinamismo, con el mejor contrato posible para el Estado. Mejor posible es el que le da la mayor renta porque atrae inversión, y no el que le hubiese dado la mayor renta si alguien lo hubiera aceptado.

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