Adiós jubilaciones
Un aristócrata alemán, Otto von Bismark, fue el creador de la seguridad social hace 120 años. Un presidente socialista está destruyendo la seguridad social en Ecuador. El primero era un estadista, el segundo es un político. La diferencia entre los dos, explicó von Bismark así: “El político piensa en las próximas elecciones; el estadista, en la próximas generaciones”.
La seguridad social diseñada por el Canciller alemán consistía en la creación de un fondo constituido por los trabajadores, los empleadores y el Estado. Los ahorros de los trabajadores no bastaban para garantizar las pensiones; por ello, se debían complementar con los aportes de los empleadores y del Estado.
En el milagro ecuatoriano ahorran trabajadores y empleadores; el Estado se los gasta; en lugar de dar, recibe. Eliminó el aporte del 40% de las pensiones que, según la Constitución y la Ley de Seguridad Social, debe constar en el presupuesto y entregarse oportunamente. Algún día los organismos de control serán sometidos a control y asumirán sus responsabilidades.
La última hazaña revolucionaria es tomar los recursos del fondo de pensiones y pasarlo al fondo de salud. Esta operación delata que el fondo de salud está quebrado y pronto quebrará el de pensiones porque, desde el año pasado, está tomando de las inversiones para cubrir el déficit.
¿Cómo es posible que no se produzca una revuelta social de los trabajadores que están pagando sus aportes y nunca podrán jubilarse? Hay dos explicaciones. La primera que es difícil entender el concepto del cálculo actuarial. Si no se entiende en la dirección del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), ¿cómo podría entender el pueblo? La segunda es la fe obligada en la promesa del Gobierno de que pondrá el dinero cuando falte para el pago de pensiones. Si no puede aportar ahora mil millones de dólares al año, ¿cómo pagará cuando el déficit sea de 70 000 millones?
El cálculo actuarial es la determinación del valor presente necesario para pagar las pensiones en el futuro, considerando el rendimiento de los ahorros, el número de aportantes, el valor de los aportes y el tiempo de pago de las pensiones, desde la jubilación hasta la muerte.
La Constitución dice que los “fondos y reservas del seguro universal obligatorio serán propios y distintos de los del Fisco, y servirán para cumplir de forma adecuada los fines de su creación y sus funciones. Ninguna institución del Estado podrá intervenir o disponer de sus fondos y reservas, ni menoscabar su patrimonio”.
Con este mandato constitucional tan claro, no podía el Director General del IESS, por su cuenta, disponer de los recursos sin la participación de los representantes de los empleadores y los afiliados pues el primero no asistió y la destitución de la última está todavía en litigio.
Solo hay tres formas de evitar la quiebra del IESS: subir los aportes, bajar las pensiones y aplazar las jubilaciones.
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