El mundo digital evoluciona mucho más rápido que las leyes. En los países que valoran el turismo, los hacedores de leyes, ponen en armonía ambos mundos. Una aplicación que cada día renta más habitaciones que cadenas hoteleras.
En España, toda persona que desee rentar cualquier forma de alojamiento, sea un cuarto, departamento o casa, debe inscribirlo en la respectiva Dirección de Turismo. Esto garantiza que los sitios alquilados cumplan normativas que certifiquen la calidad del hospedaje y que paguen los respectivos impuestos.
En Ecuador esta plataforma esta repleta de alojamientos de dudosa calidad, que no tienen ningún tipo de registro, ni control de autoridad alguna, no pagan impuestos y es la competencia más desleal que tiene la hotelería formal, mayoritariamente de tipo familiar, ahogada por impuestos, leyes laborales cáusticas, un mercado consumidor en reducción, cifras oficiales falsas y un ministerio desmantelado en provincias. La industria de la amabilidad necesita más que sonrisas para contentar a sus huéspedes; requiere con urgencia tecnología, pero ésta tiene precios prohibitivos, debido a la recarga de aranceles a las importaciones. No podemos competir con la calidad de Colombia o Perú.
La necesaria promoción internacional se frenó en seco y los dudosos resultados de las antiguas millonarias campañas se desvanecieron por el paso del tiempo, falta de nuevas iniciativas y las agresivas campañas de nuestros competidores.
La imagen que proyectamos es la misma desde hace 50 años: Quito, Guayaquil, Cuenca y las Islas Galápagos, estas son uno de los 10 destinos más conocidos del planeta, pero no están vinculadas turísticamente al Ecuador, que es uno de los 10 destinos más anónimos del mundo. Muchos cruceros en el itinerario de su paso por las islas, que entregan a sus turistas, no mencionan que son de Ecuador.
Es un misterio el papel actual del Ministerio de Turismo, que de patito feo a inicios del gobierno anterior, con Verónica Sión como ministra manejó un presupuesto de 8 millones anuales, con Vinicio Alvarado pasó a disponer de un presupuesto de 150 millones anuales. Luego el Mintur le fue heredado a su hermano Fernando, de la gestión de ambos, no hay informes publicados de sus gastos.
El actual ministro plantea la ilusión de un turista por cada habitante, un derroche de entusiasmo, pero 7 meses después huele a una fantasía lejana a nuestra realidad turística.
Terminamos el 2017 en estado de sobrevivencia, hemos perdido varios miles de puestos de trabajo. El 2018 realmente empezará después de la consulta convocada por el Presidente que se supone será el verdadero arranque de un gobierno que ha prometido apoyar a la empresa privada como principal generador de empleo y menciona el turismo como una prioridad gubernamental.
Columnista invitado