En una entrevista concedida por Correa a la agencia EFE y Radio Vaticano, publicada el miércoles 29 en la sección Política del diario La República, frente al tema de “Su opinión sobre la concepción de la familia”, el Mandatario responde: “Es la opinión que está en la Constitución ecuatoriana, obliga al Estado a defender la vida desde la concepción, no deja lugar a dudas, lo dice muy claro. Y el matrimonio lo define como unión de hombre y una mujer, y ya en mi opinión personal, la familia es la familia tradicional, la mamá, el papá y los hijos, es la base de la sociedad. Eso lo hemos hablado claro. El pueblo ecuatoriano libremente ha votado por eso en las urnas y son las políticas y son los principios que vamos a perseguir y vamos a defender.”
¡Ole, ole! ¡Qué convencido constitucionalista! ¡Qué demócrata! … Aunque cuando ha hablado sobre las posibles reformas constitucionales para la reelección, ya no le apasiona tanto ese otro contenido –también igual de votado en las urnas– de la Carta Magna.
Su opinión tampoco coincide totalmente con la Constitución. El Artículo 67 dice lo siguiente: “Se reconoce la familia en sus diversos tipos. El Estado la protegerá como núcleo fundamental de la sociedad y garantizará condiciones que favorezcan integralmente la consecución de sus fines. Estas se constituirán por vínculos jurídicos o de hecho y se basarán en la igualdad de derechos y oportunidades de sus integrantes…”.
La familia, según Correa –la tradicional compuesta por mujer, hombre e hijos– es solamente uno de los “diversos tipos” que reconoce la norma. Madres solteras, abuelos a cargo de huérfanos, y demás, sí son considerados como familias por la Constitución, aunque no en la mente del Presidente. Por suerte, no se trata de un líder al que le gusta plasmar en leyes todas sus opiniones, ¿no?
Aún así, uno puede ser muy de derechas y opinar como Correa (el conservadurismo es inherente a la derecha; la izquierda es progresista, aboga por el matrimonio homosexual, anteriormente por el divorcio, etc., muy distinta de la postura del Mandatario), pero el concepto de familia tradicional como mamá, papá e hijos tiene los días contados.
Jamás un cambio profundo en el derecho civil había tenido una aceptación internacional tan rápida como el matrimonio homosexual. El primer país en reconocerlo fue Holanda en el 2001, y ahora ya lo hacen 21 países y otros 20 están debatiéndolo. Dentro de unas décadas una familia con padres gais será tan tradicional como ahora ya lo son las familias con padres divorciados.
Que legisle lo que quiera, que sabatinee tanto más, que reclame abstinencia por parlantes, no logrará afectar –ni mínimamente– las nuevas formas familiares y sociales de estos nuevos tiempos.