Los detractores del proyecto conocido como Solución Vial Guayasamín han sufrido algunos reveses. Primero, en las últimas encuestas hechas por dos firmas (una ‘cercana’ al Municipio y otra más bien ‘amiga’ de Alianza País) se ve claramente que, a diferencia de lo que se lee en trinos y análisis muy respetables, los ciudadanos de Quito sí quieren que se amplíen las vías de acceso por el túnel Guayasamín.
El apoyo a esa idea es abrumador: solo 8% piensa que el tránsito empeorará con el conjunto de obras en la Interoceánica y la Plaza Argentina. Un 68% pide la obra. Eso quiere decir que, a pesar de la campaña en contra, el proyecto tiene aliento.
Otro punto a favor del alcalde Mauricio Rodas en esta controversia fue que hubo una exagerada virulencia y una notable politización en las críticas que, para perjuicio de los especialistas serios que tenían reparos legítimos al sistema de obras en la Plaza Argentina, terminó por engrosar la poco edificante lista de los que se quejan de todo.
Recordemos lo que pasó en el intercambiador que actualmente se construye en las avenidas Eloy Alfaro y De los Granados. El proyecto se detuvo porque los comerciantes de la zona pidieron audiencia con el Alcalde, expusieron sus reparos al paso elevado que se contemplaba originalmente, acordaron ofrecer alternativas, las entregaron y el Municipio cambió el diseño. Todo en calma, sin alharacas, sin trolls, sin descalificaciones, sin memes hirientes. Aunque la obra en los Granados ha generado malestar en los vecinos, no hubo ese bullying que sí se generó con el proyecto en la Plaza Argentina, que tenía contemplado un paso elevado.
¿Qué pasó? Hay varias razones. Una es la proximidad de las elecciones es la más visible y es momento de desacreditar a Rodas,pues sus posibles éxitos pueden perturbar al candidato presidencial oficial.
Finalmente, Rodas nunca detuvo la obra (vean cómo está la calle Boussingault) e incorporó las críticas serias al proyecto. Qué le dirán los que se quejan de todo.