Lo más probable es que el salario básico unificado para el próximo año tenga un alza en relación con la proyección de crecimiento y no con la inflación, que se ha mantenido negativa. Según estimaciones públicas y privadas, Ecuador crecerá entre el 2 y el 2,4%; y con base en este escenario, el alza sería de USD 10 u 11.
Esa es la cifra que maneja la Cartera de Trabajo y, ante el desacuerdo que existe entre empleadores y trabajadores, ese monto se enmarca en un punto de equilibrio que pudiera anunciarse la próxima semana. Con ello se buscaría minimizar un alto impacto en los costos de producción (Ecuador es el cuarto país con el salario básico más alto de la región después de Argentina, Chile y Uruguay), en un escenario en el que el consumo aún no logra despuntar. Solo hay que fijarse en que durante el año se reportaron cinco meses con inflación negativa (junio, julio, septiembre, octubre y noviembre), lo cual indica una inminente baja de precios.
Aunque en las empresas privadas persisten las dudas sobre el desempeño económico del próximo año -que también tendrá un componente político por los resultados de la consulta popular-, hay sectores productivos que sí contemplan incrementos salariales. En las áreas farmacéutica, vehículos, inmobiliaria y de seguros, según un estudio especializado, se promueve un escenario de mejoras salariales mayores al 3%, en promedio.
Pero también hay otros sectores que perfilan un mejor desempeño para el próximo año y eso también debiera traducirse en mejoras e incentivos para la nómina. Allí están los exportadores de productos no tradicionales como mangos, piñas, hacia el mercado europeo, o la reciente reapertura del mercado de Brasil, para el camarón y el banano.
El 2018 se muestra como un año en el que se deben dar más pasos hacia la recuperación económica, aunque todavía se sienten los rezagos del estancamiento. Esa posibilidad tendrá más eficacia si en esa transición se entrega la posta al sector privado, y claro, eso redundará en mejoras salariales.