A un año de las elecciones presidenciales, la crisis precipita la urgencia de definir alternativas políticas una vez agotado el modelo.
En el propio partido de Gobierno, donde la popularidad se construye sobre el liderazgo personal de Rafael Correa, hay ruido.
Un grupo de jóvenes, cuya dirigente trabajó en la Asamblea, quiere relanzar a Correa. Buscarán que la Corte Constitucional – siempre se la considera cercana al Régimen – revea el tema de la transitoria y dé paso a una consulta popular para viabilizar la cuarta reelección.
No se sabe si se trata de poner otros temas en el debate para hacer más espesa la cortina de humo y la siembra de unos hechos para tapar a otros, mientras los problemas de la economía galopan a rienda suelta y sin control del jinete.
En el cálculo oficialista, la candidatura de Lenín Moreno parece recobrar trecho con sus dos ‘ conmovedoras’ cartas. Jurar fidelidad sirve de paso para ahuyentar a sus viejos amigos hasta hace poco esperanzados en su figura para construir un frente de centroizquierda no gobiernista. La posible reinserción de Lenín
Moreno en el tablero, con sus buenas cifras, -parecen ser mucho mejores que las del Presidente-, pone en aprietos al otro precandidato: Jorge Glas. Al Vicepresidente le inquietaría más el ‘reentré’ de Lenín que las opciones de sus rivales de la derecha, Guillermo Lasso y Jaime Nebot. Su nueva puesta en escena vuelve a la pantalla con inauguraciones, y visitas a las centrales hidroeléctricas, las obras prácticas que la revolución exhibe, terminadas con las justas con los últimos centavitos de una deuda que tardaremos años en pagar.
Los otros presidenciables y vicepresidenciables aparecen difusos. Verdes, se diría. Cobra cuerpo José Serrano. A Ricardo Patiño solo le queda la partitura de los clásicos latinoamericanos sesenteros y un discurso de antes de la caída del Muro. Y a Gabriela Ribadeneira ya ni en los corrillos parlamentarios se la menciona.
La política nacional recrea el dibujo en las viejas prácticas y los pergaminos. El oficialismo piensa más en personas que en programas para salir de la crisis en que nos hundieron (crisis de raquitismo democrático, sobredosis de populismo y, para rematar, la caja fiscal seca).
La oposición construye sobre los nombres sus sueños de poder ( muchos se preguntarán ¿para qué quieren llegar? ).
Como casi siempre ha ocurrido, volvemos a las figuras con más fuerza que los idearios y programas.
Guillermo Lasso exhibe cifras que le hacen abrigar esperanzas. Además, recrea el frente Compromiso Ecuador con personalidades de muchas tendencias.
Jaime Nebot abre la baraja con exprefectos, alcaldes y figuras antes cercanas a la izquierda y al Gobierno.
Del centro hacia la izquierda todos miran a nombres como Lenin Hurtado, Enrique Ayala y Paco Moncayo. Muchos precandidatos en el espectro. Continuará …