Defensa del consumidor

El video que muestra a empleados de un mercado retirando los productos de una percha el primer día de vigencia de los nuevos aranceles, puso al descubierto las inconsistencias y contradicciones de los funcionarios deseosos de minimizar el impacto de las medidas. No subirán los precios había dicho el mismo funcionario que al difundir el video escribió: “Miren lo que están haciendo especuladores, sacando de las perchas los productos, los cogimos con las manos en la masa”. Más tarde cuando el mercado informó que estaba renovando las perchas, que no ha cambiado el precio de ningún artículo y que los productos de la percha filmada no son afectados por los aranceles, el funcionario escribió: “sobre el video del supermercado hemos recibido una explicación que la vamos a verificar”.

Las medidas son dolorosas pero necesarias, decía un ministro; no subirán los precios, aseguraba otro. Hemos visitado los mercados y todo está normal, decía un funcionario, mientras otro sostenía que se está generalizando una actitud de abuso y oportunismo para subir los precios. Las sobretasas arancelarias, explicaba un ministro, son para defender la dolarización; otro decía son para evitar la anemia monetaria y otro que eran para compensar la caída de los precios del petróleo. Lo importante para un vocero era dejar en claro que no es un ‘paquetazo’. Más lejos llegó el Cordicom que, con visión apocalíptica, advirtió que titulares y noticias podrían “ocasionar la vulneración de los derechos ciudadanos y causar conmoción social”.

En esta confusión, armada antes incluso de que empezaran los cuestionamientos a las sobretasas arancelarias, el consumidor no sabe qué pensar. Recién empezará a ver cuán insulsas resultan tantas explicaciones y racionalizaciones cuando los precios le muestren la realidad. El presidente de la Cámara de Comercio de Quito calificó la medida como el peor ‘paquetazo’ desde la restauración de la democracia y consecuencia del fracaso del modelo económico.

El Gobierno asegura que no hay problema fiscal pero los aranceles proporcionarán más recursos al Estado a costa de los ciudadanos que podrán adquirir menos bienes con su salario. De acuerdo con la propaganda oficial, los productos nacionales no serán afectados, pero los críticos sostienen que será inevitable un proceso inflacionario. ¿Cómo podrá mantenerse el precio de la carne de pollo si el maíz importado que sirve para alimentarlos tiene un 45% de arancel adicional? La salsa de tomate nacional depende de los tomates importados castigados con aranceles y la industria cárnica solo satisface el 60% del mercado local.

Ahora va a descubrirse quién es en realidad el defensor del ciudadano. No importa si se llama ‘paquetazo’, compensación de la balanza o remedio para la anemia (monetaria), lo importante es que encarece los precios y pone en riesgo puestos de trabajo.

lecheverria@elcomercio.org

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