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Gobiernos considerados de izquierda están cayendo en América Latina desgastados por desastres económicos. ¿Por qué los izquierdistas tropiezan en la gestión económica?
Se trata de líderes o partidos que por sus éxitos sobre todo sociales conquistaron una popularidad electoralmente imbatible por más de una década, pero no lograron evitar o lidiar con crisis económicas que en poco tiempo destruyeron su fuerza política.
“Es por la visión populista de que se puede gastar a gusto y, peor, practicar precios en el sector estatal abajo del costo, con subsidios del Tesoro. Todo converge al desastre en las cuentas públicas”, sentenció Raúl Velloso, experto en finanzas públicas que ejerció importantes funciones en los gobiernos brasileños durante las décadas de los 80 y 90.
Hildete Pereira de Melo, profesora de la Universidad Federal Fluminense, rechaza la evaluación que atribuye la derrocada a errores de la izquierda, por lo menos en Brasil. “La actual recesión económica es corolario de la crisis política provocada por fuerzas conservadoras”, sostuvo, acogiendo la versión del Partido de los Trabajadores (PT), que estuvo en el poder entre 2003 y el 12 de mayo con Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.
Entre esas opiniones opuestas, otros análisis apuntan matices de la gestión económica de los gobiernos considerados de izquierda que contribuyeron al vuelco a la derecha de los países más grandes de América del Sur.
A diferencia de Brasil, donde el Parlamento suspendió de sus funciones a la presidenta Rousseff, al abrirle un juicio de inhabilitación, y la reemplazó en forma interina el vicepresidente Michel Temer, en Argentina el cambio se hizo por las elecciones de noviembre de 2015, en que triunfó Mauricio Macri.
“La izquierda de hecho conduce mal la política económica en América Latina, pero la derecha tampoco lo hace bien. Las razones son distintas, pero el resultado es siempre la mediocre situación regional”, observó Fernando Cardim de Carvalho, profesor jubilado de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
“El desconocimiento de cómo opera una economía capitalista, basada en el mercado”, es una de las insuficiencias destacadas por Cardim en la visión de la izquierda regional.
“La izquierda comparte una enorme desconfianza sobre la eficacia del sistema de precios, es decir el mercado, como distribuidor de recursos escasos, por ello cree que el Estado debe intervenir en ese sistema para evitar distorsiones injustas en términos de equidad social”, razonó Luis Eduardo Assis, exdirector del Banco Central. En consecuencia, para esa izquierda, “el Estado tiene que ser grande y, por ende, consume recursos abultados y exige, al asumir funciones que serían ejercidas por el mercado, una gestión compleja y pasible de errores graves de evaluación, como la congelación de precios”.