A quienes corresponda:
Como se imaginarán, ilustrísimos, estoy radiante. Cómo no estarlo, si me ofrecen en bandeja la oportunidad de cantarles dos que tres verdades.
Pero antes déjenme hacerles unas preguntas: ¿qué les hice?; mejor dicho, ¿qué les hicimos? ¿Por qué nos esquilman sin miramientos? ¿Les da vergüenza hacerlo? Y no les estoy hablando solo a los administradores de la cosa pública, sino también a los empresarios, que tienen un rabo de paja del largo de la Muralla China. Lo que sobra en este país son vivos e incapaces; pero como somos dados al eufemismo, les decimos: ilustres y honorables.
¿En qué manual económico dice que siempre será el consumidor el que pague las consecuencias de los malos manejos fiscales y de la ineptitud empresarial/industrial? Debe ser un manual trasnochado que no se usa en los países en los que el Estado trabaja para los ciudadanos (y no al revés) y los empresarios están sujetos a las reglas del mercado (el que quiere celeste, que le cueste).
Si ahora que para comprarme una lava-secadora (para no pasar las madrugadas, dejándome los riñones en una piedra de lavar) quizá tenga que pagar hasta un 75% más; si ahora que una compañera de trabajo ya no podrá usar un bloqueador solar medicado porque costará más de USD 50 (los gastos en los que luego ella incurra por afecciones a la piel ojalá los asuma el Estado); o si ahora que otra amiga mía deberá despedirse definitivamente de su pequeño emprendimiento en fabricación de productos de limpieza porque las materias primas importadas ya serán imposibles de comprar; es decir, si ahora me sigo callando, sería tan nefasta para esta sociedad, como lo son ustedes (si les calza el guante, chántenselo).
Y como se están dejando ver de cuerpo entero, a todo color, frente a nuestros ojos, cómo no estar eternamente agradecida por darme la oportunidad de grabarme sus nombres y sus caras para hacer todo lo posible para que nunca más nadie les vuelva a encargar ni un saco de alacranes. Los administradores como ustedes se deben diseñar en el infierno. ¡Se feriaron la bonanza más grande de este país!
¿Cuántos años más vamos a seguir aportando ‘al proyecto’ sin beneficio de inventario (por si acaso, las recitaderas de las sabatinas no son rendiciones de cuentas)? ¿Cuántos años más desde la clase media seguiremos subsidiando a élites lerdas y avariciosas? Lo que es yo, no quiero verlos ni en pintura (sí, a ustedes). Me colmaron. Gracias, también, por hacerme notar que tengo sangre en las venas.
Pero sobre todo, gracias totales por darme un motivo más para salir a la marcha del 19 de marzo, para protestar por todo lo que nos están haciendo, escudados en la impunidad que les otorgan sus cargos y su plata.
Att.:
Ciudadana Clase Media (que está hasta la coronilla de pagar los platos rotos).
iguzman@elcomercio.org