En mayo, el alza de impuestos elevó los precios de las bebidas: alcohólicas 10,2%, gaseosas 6,6%. Sin embargo, la inflación mensual fue de solo 0,3%, y la anual se desaceleró a 1,6%, su nivel más bajo en nueve años. Las políticas salarial y fiscal llevaron la inflación a 8,8% en 2008.
Es posible que para fines del año haya reducción de precios: deflación. A pesar del alza del IVA que lleva al alza los precios al consumidor en junio.
Varios factores desaceleran la inflación. Uno es que la salvaguardia ya cumplió un año, por lo que ese impuesto que llevó a la inflación a 4,9% ya no entra en el cómputo.
Otro es la baja inflación mundial. Calzado, ropa, muebles y artefactos para el hogar valen menos que hace un año. Los insumos importados incorporados a los productos nacionales suben solo 0,4% en los últimos doce meses: los agrícolas en 1,7% pero los de origen fabril se reducen 0,5%.
También incide que algunos productos alimenticios, como las carnes de res, cerdo y pollo bajan de precio en el año, compensando el alza en otros productos, entre ellos hortalizas, presumiblemente por malas cosechas.
Pero donde bajarían los precios en los próximos meses es en servicios, por consecuencia de la reducción de la demanda.
La economía está deprimida, mucho más de lo que reconocen públicamente las autoridades. Las recaudaciones por el IVA se desploman 19% en enero-mayo, antes que entre en vigencia el alza del impuesto, lo que ilustra que el consumidor gasta menos, porque no tiene plata o porque ahorra más por temor a que las cosas se pongan peor.
Hasta ahora, el menor consumo ha afectado poco a los precios de los servicios. La recesión ya está en su segundo año. Pero a pesar de ello los precios de los servicios se mantuvieron al alza hasta agosto del año pasado, en un fuertísimo 5,8% interanual. Pero de entonces a acá el aumento se ha desacelerado y está en 3.3%. Estimamos probable que bajará aún más, por esta falta de demanda.
Por ejemplo, para conservar sus clientes los restaurantes que ofrecen almuerzos a oficinistas tendrán que ofrecer menús más baratos. Los artesanos independientes, ante la pérdida de clientela, se sentirán obligados a cobrar menos, y los profesionales a bajar sus honorarios. Los alquileres dejarán de aumentar. Esto será doloroso para los proveedores de servicios, beneficioso para los consumidores, pero necesario porque nuestro país se ha vuelto muy caro. Es necesario abaratarlo.
La mejor manera de volver al país más barato para la producción es reducir la tramitología. Pero eso no se va a lograr con este gobierno que piensa que mientras más controles, aunque sean redundantes, mejor.
La reducción de trámites y la disminución del tamaño de la administración central tendrán que esperar al próximo gobierno.
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