Muchos coincidirán en que el momento para el presidente Moreno es absolutamente favorable. No solo que amplios sectores lo quieren apoyar, empresarios, banqueros, gremios, partidos y movimientos políticos, sino que la ciudadanía en forma masiva aprueba su gestión.
Según algunos sondeos y encuestas, más del 80% de la población aprueba la labor del presidente Moreno.
En la parte política ha marcado su propio ritmo y estilo siendo sus acciones muy compatibles con sus declaraciones.
Como hemos dicho en otras oportunidades, sin embargo, en la parte económica sigue observándose atraso en las decisiones y algunas de ellas no son coherentes entre el pronunciamiento y las acciones. Seguimos esperando.
Es justo decir también que el volumen de información del Jefe de Estado es sin duda mucho mayor que el resto de ciudadanos, incluso más que aquellos analistas de temas políticos. Esto significa que algunas decisiones de gobierno se las entiende a plenitud desde las afueras del poder pero sí pueden ser coherentes al interior del mismo.
Se menciona esto para ilustrar que algunas acciones pueden ser parte de una estrategia política aunque desde la óptica de la ciudadanía se ven poco claras o inclusive equivocadas.
Tal vez un ejemplo es anotar que con mayor poder político es más fácil aplicar decisiones de política económica, por lo que sería lógico pensar que primero el Presidente optó por fortalecerse para luego dar paso a decisiones que podrían tener costos políticos.
Sin embargo, el tema de fondo sería el manejo de los tiempos.
¿Hasta dónde es viable un fortalecimiento político para un cambio de modelo económico y, desde qué punto, es políticamente ya muy difícil hacer los cambios que el país requiere?
No es una pregunta de fácil respuesta pero lo que sí quedaría claro es que en este momento el Presidente está en la “cresta de la ola”, lo que facilitaría mucho la adopción de ciertas decisiones económicas.
¿Hasta cuándo durará esta luna de miel del gobierno y especialmente del Presidente?
Nadie creo lo sabrá pero lo que sí se puede anticipar es que el tiempo es la mayor restricción. Mientras más se demore en anunciar y adoptar decisiones económicas, más difícil y más costoso será aplicarlas. El anuncio del dinero electrónico que será manejado por el sistema financiero privado es sin duda favorable pero es solo una pieza pequeña de todo lo que hay que hacer. Tampoco debe olvidarse la necesidad que tiene de oxigenar a sus colaboradores para que pueda ejecutar las acciones que el país requiere sin la traba permanente de los dogmatismos y las posiciones ideológicas caducas. Las acciones validan las declaraciones y ahora es el momento. Meses más pueden ser muy peligrosos.