¿Y cómo gobernará Macri?

Las encuestas volvieron a fallar y una diferencia de 10 puntos o más se redujo a cinco o menos, evidenciando que Argentina también es una sociedad polarizada. Sin embargo, hubo tres hechos que hay que destacar respecto al proceso electoral del pasado domingo 22. En ese día, ese país fue diferente a la sociedad de confrontaciones de los últimos meses o años.

Primero, el candidato perdedor Daniel Scioli, en un gesto ético, democrático y con oportunidad, antes de que se cierren los escrutinios, reconoció la derrota. Deseó a su reciente contrincante éxito y aceptó el reto de aunar esfuerzos por una Argentina diferente y mejor. Luego, la Presidenta de la nación felicitó al ganador y acordó una cita para iniciar el proceso de transición. Finalmente, es necesario reconocer que la jornada fue en paz y no se duda de la transparencia electoral.

A continuación hay que indagar sobre los márgenes de gobernabilidad del Presidente electo. Para este propósito hay que advertir que esta derrota electoral no afecta a la vigencia del peronismo como la fuerza política más activa en Argentina. No se lo puede comparar con Cambiemos de Macri, que es un movimiento -con algunos años- en el cual, a pesar de buenos cuadros, solo predomina la figura hegemónica del Presidente electo. La urgencia de la alianza con el radicalismo y otros movimientos, más lo asemejan a una coalición coyuntural, que a un partido histórico o con perspectiva futuras.

El estrecho margen de la victoria y la ausencia de fuerzas mayoritarias en el Congreso imposibilitan la opción inmediata de ajustes económicos, tipo ‘shock’, como levantar el cepo cambiario que sujeta al dólar. Eso significaría un salto del peso hacia una devaluación insospechada. Por ese motivo es indispensable consolidar un acuerdo con Sergio Massa y una firme alianza con otros sectores parlamentarios.

Un hecho de singular importancia en el escenario rioplatense es la presencia de Massa. A pesar de ser un tercero en la elección, es la mayor expectativa, pues representa al peronismo histórico y abiertamente no coincidió con el desafuero del Gobierno de los últimos años.

Mauricio Macri tiene en la coyuntura de contar con la sorprendente María Eugenia Vidal como gobernadora de la provincia. Triunfó en un tradicional bastión peronista como el Conurbano, pero también hay que considerar que en la segunda vuelta en la ciudad de Buenos Aires ganó el candidato oficialista. En este insólito escenario fue extraordinaria la victoria en Córdoba de Macri y la diáspora de otras gobernaciones e intendencias, antiguamente peronistas.

En el plano internacional, la principal carta es Venezuela. Argentina liderará la vigilancia de la situación llanera donde se enfrentan la inteligencia táctica de la oposición y las maniobras abiertas y burdas del Gobierno. De triunfar en las legislativas la Mesa de Unidad Democrática, junto al triunfo de Macri, la reelección indefinida en el Ecuador será similar a un castillo de naipes sin dos cartas de la base.

anegrete@elcomercio.org

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