El agravamiento del conflictivo trance político que afronta la Presidenta de Brasil confirma el deterioro que soportan, en cadena, los gobiernos populistas de varios países sudamericanos cobijados bajo el signo del “neosocialismo”, que se esgrimía como panacea para la solución de los diversos problemas de la “Patria Grande”.
Sondeos efectuados hace pocos días demuestran que la presidenta Dilma Rousseff tiene una aprobación de apenas el 9% y el 70% califica como malo y pésimo a su gobierno, y continúan las multitudinarias manifestaciones callejeras que exigen su salida, bajo acusaciones de graves irregularidades.
Su rival político y Presidente de la Cámara de Diputados dio luz verde para su enjuiciamiento político, pero el Supremo Tribunal suspendió a la Comisión especial que analiza el complejo proceso de destitución. El caso fue sometido a decisión del Supremo Tribunal Federal. Mientras tanto el país más grande e influyente de Sudamérica se halla sumido en la incertidumbre, con mayor razón si hay indicios de que inclusive el líder Lula da Silva estaría involucrado en las denuncias de corrupción.
En Argentina, el flamante presidente Mauricio Macri ha comenzado a aplicar los cambios radicales al manejo económico que prometió durante la campaña electoral, entre ellos la eliminación de las restricciones en el mercado de divisas que impuso en 2011 su predecesora Cristina Kirchner, quien, mientras desempeñó el mando desde el 2007 ha incrementado su fortuna de 1,87 millones a 7,14 millones de dólares, lo que la cataloga como la expresidenta más acaudalada del continente.
Lo que ocurre en Venezuela es digno de una novela de suspenso. Tras el estrepitoso castigo que le propinó la oposición en la reciente elección de legisladores, el inefable dúo Maduro-Cabello expide leyes y toma medidas, siempre bajo la inspiración del espíritu de su protector y guía teniente coronel Chávez (que suele presentarse al Mandatario en forma de pajarito…), para tratar de impedir la acción de la abrumadora mayoría de la Asamblea, que iniciará sus labores el próximo mes.
Hace cuatro días, el presidente Maduro “llamó a la rebelión frente a la amenaza de desmantelamiento de la Patria y a impedir que la derecha envalentonada consolide su golpe electoral…” y anunció la conformación de un “Parlamento Comunitario”, paralelo a la Asamblea Nacional, de tal manera que es incierto el futuro de ese país hermano digno de mejor suerte.
En Ecuador la situación económica es cada vez más difícil. Pese al endeudamiento agresivo y calificado de irresponsable no solo por la oposición sino por economistas serios e imparciales, el presidente Correa ha pedido “paciencia” hasta el próximo mes a la legión de acreedores que exigen el pago de sus deudas. La crisis fiscal es evidente, el Gobierno la desmiente, pero…
cjaramillo@elcomercio.org