Para la jueza y el Fiscal General

“Hay maldición para el hombre que confía ciegamente en el hombre” dice un proverbio muy antiguo que consta en mi libro favorito: la Biblia. Y antepongo este principio para expresarles que como seres humanos que son, pudieran defraudarnos y traicionarse a sí mismos en esta coyuntura magnífica que tienen de hacer verdaderamente un cambio en la historia. Sí, y es que luego de una etapa en la que el “tufo a Chucky 7” contaminaba la administración de justicia en asuntos en los que concernían a nombres que hoy aparecen resaltados con marcador “verde flex”, parecería que existe la decisión de estos dos Magistrados de hacer la diferencia. A la primera no le ha temblado la mano para firmar la vinculación del ex Presidente en un juicio penal por un acto que sobrecoge (mandar a secuestrar a un porfiado opositor, en un país vecino donde estaba refugiado), en el que el abuso de dineros públicos empleados queda opacado por la bajeza del fin, y por los métodos aprendidos de algún delincuente de la peor calaña y aplicados en los sagrados recintos de la “seguridad nacional”.

Al segundo, la coyuntura de la historia le pone frente al dilema de llegar hasta el fondo, y no escudarse en formas espectaculares, en temas tan dolorosos como el asesinato del General Gabela (por denunciar que unos cuantos inescrupulosos querían comprar a como dé lugar unos helicópteros que terminaron casi todos estrellados costando valiosas vidas de sus tripulantes inocentes). Parece que la tal “Comisión de Alto Nivel” no terminó siendo sino un sínodo de encubridores silenciosos de un informe que desapareció del planeta porque tuvo la “culpa” de señalarlo, con nombres de civiles y uniformados que habrían estado tras el hecho, espero que el Fiscal tenga la valentía de, al menos, acusarlos de complicidad o encubrimiento.

Sí Doctora Camacho, sí señor Fiscal General, nadie les pide que ustedes, para su lucimiento personal, condenen a quienes sean verdaderamente inocentes, pero la historia, el nombre de honor que ustedes deberán dejar sobre la cabeza de sus hijos, y los intereses del destino de este, nuestro país, les exigen profesionalismo, ética y valentía para dejar sentados precedentes que eviten que nuestro Ecuador se convierta en un cementerio del honor y en un huerto fructífero para el interés protervo, para el dinero sucio y mal habido, o para las pasiones humanas más bajas que se pasearon en el esplendor del gasto y derroche, mientras las ministras aún no pueden justificar que por falta de recursos suficientes hubieron alrededor de 100 muertos por falta de dinero para comprar 15 millones de vacunas a tiempo, y para hacernos creer que en las cárceles de “máxima seguridad” por falta de esos recursos y falta de control, hay armas como para que entre los internos se maten 18 veces en este año.

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