En la historia del Ecuador nunca han nacido tantos niños como en el año 2000. El hecho de que posteriormente haya habido menos nacimientos anuales es el reflejo de un cambio demográfico profundo que va a tener importantes repercusiones durante buena parte de este siglo.
En nuestro país, lo normal era que cada año nazcan más niños que el año anterior. Al menos eso había venido pasando desde que hay información demográfica confiable. Pues a partir del 2000, eso dejó de ocurrir. Por cierto, no es que el número de nacimientos se haya desplomado, pero sí tiene una leve tendencia a la baja.
Para poder ver más rápidamente el efecto de esto es necesario hacer una pequeña simplificación en el análisis: supongamos que todos los jóvenes entran a la fuerza laboral a los 20 años.
Eso significaría que en 6 años (en el 2020) entrará a la fuerza laboral el mayor contingente de potenciales trabajadores de la historia del Ecuador y que luego, en cada año posterior, irá ingresando un contingente menor. Paralelamente, en cada año habrá un número menor de nacimientos que de personas que ingresan al grupo de los que pueden trabajar.
Todo eso hará que la proporción entre “fuerza laboral” y “menores” empiece a cambiar porque el grupo poblacional de mayores de 20 años crecerá, mientras que el grupo de menores de 20 se reducirá. Habrá menos niños que cuidar y más gente en capacidad de trabajar.
Y eso abre una etapa inusual para el país, porque va a haber muchos adultos que deberán mantener (en términos relativos) a pocos niños y ese será el momento en que la sociedad podrá ahorrar e invertir más de lo normal. Esto se conoce como el “bono demográfico” que países como la China supieron aprovechar muy bien en los últimos 30 años.
Porque es necesario saber aprovechar un bono demográfico. Sobre todo hay que generar las condiciones para que se pueda crear suficiente empleo productivo para esa enorme fuerza laboral y, además, para que una parte importante de la producción se dirija al ahorro y la inversión. Lo central es que de poco sirve tener mucha gente en edad de trabajar si no tienen empleos.
Y ahorrar durante un bono demográfico es importante porque el momento en que se acaba, los países se encuentran con una fuerza laboral que se encoge y un número de jubilados que crece. Eso podría pasar en el Ecuador hacia el año 2065, cuando empiecen a jubilarse aquellos que nacieron con el siglo y cada año haya una menor fuerza laboral y un mayor número de jubilados.
Todo esto significa que se está abriendo una ventana de oportunidades para el Ecuador, pues entre 2020 y 2065 habrá la posibilidad de producir, ahorrar e invertir mucho. Ojalá la aprovechemos. Y si no la aprovechamos, pues seguiremos como hasta ahora, desperdiciando las oportunidades que tan generosamente nos regala el destino.