En un momento de crisis lo ideal sería aumentar el gasto público. Pero esa opción ya no existe, al igual que un montón de opciones de política económica que han ido desapareciendo en los últimos años.
El maestro Keynes decía que cuando hay una contracción de la demanda (a nivel de toda la economía), lo correcto es aumentar el gasto público para contrarrestar esa caída. El Ecuador va a enfrentar una reducción en su poder de compra porque el precio de su principal producto (el petróleo) ha caído a menos de la mitad de lo que estaba hace un año.
Eso significa que va a haber menos plata en la economía. En teoría, subir el gasto sería una opción sensata, pero es imposible porque con el gasto público de los últimos años no hay ahorros y la deuda pública se triplicó desde el 2010. En otras palabras, esa opción ya no existe.
Y no la hay porque, justamente, tras años de gastar, no ahorrar y endeudarse, la única opción disponible es ajustar el gasto como ya lo anunció el Gobierno.
Como el petróleo se va a vender más barato, las exportaciones van a ser menores. Si bajan las exportaciones y las importaciones se mantienen igualmente altas, podríamos tener una balanza comercial negativa. Una balanza comercial negativa implica una salida de dólares hacia el extranjero. Lo ideal sería tener ahorros para que esa salida de dólares no sea una amenaza para la economía. Como no hay ahorros de ese tipo, esa opción tampoco existe y sólo les queda trabar las importaciones.
Lo ideal sería mantener aranceles bajos a todos los productos importados porque no es justo que los consumidores tengan que subsidiar a los productores locales cuando estos no pueden competir con los extranjeros. Lo ideal sería no subir los aranceles ni aumentar las trabas a las importaciones porque con eso, lo único que se logra, es fortalecer a las empresas ya establecidas.
Pero esa opción tampoco existe porque no hay un colchón de reservas internacionales que permita sobrevivir un par de años de balanzas comerciales negativas.
Por eso traban las importaciones. No porque sea la política ideal, sino porque es la única opción que les queda. Y todo ocurre porque ha ido desapareciendo la posibilidad de aplicar otras políticas.
Lo ideal sería no pedirle prestado a nadie, para no tener que hacer concesiones ante nadie. Ni ante el Fondo Monetario, ni ante los chinos. Pero esa posibilidad (no endeudarse) no existe porque sin nueva deuda habría que reducir muchísimo el gasto público y podría frenarse aún más la economía. Por lo tanto tienen que endeudarse a pesar de que no es la política ideal sino la única que les queda.
Gastar menos en el pasado era la opción. Y eso ni siquiera implicaba reducir lo destinado a salud y educación que sumados llegan con las justas al 15% del gasto. Implicaba dejar abiertas más opciones.
@VicenteAlbornoz