La ciudadanía venezolana volverá este domingo 14 a las urnas para elegir al sucesor del fallecido presidente Hugo Chávez. La opción es entre su heredero político y favorito en las encuestas, el izquierdista Nicolás Maduro, y el líder de una oposición con renovados bríos, el centrista Henrique Capriles.
En estos comicios presidenciales que abrirán la era post-Chávez, los 18,8 millones de habilitados para votar deberán optar entre dar continuidad al proyecto identificado como “Socialismo del siglo XXI”, que ahora lidera Maduro, o avalar la fórmula que Capriles anuncia como “progreso” económico y social.
Con ese trasfondo, la campaña electoral ha estado dominada por la figura de Chávez y la poderosa onda emocional que originó su fallecimiento el 5 de marzo, 21 meses después de que se le diagnosticara cáncer en el abdomen.
Maduro fue canciller entre 2006 y 2012, vicepresidente desde octubre pasado y, en marzo, cuando Chávez viajó a Cuba para seguir su tratamiento, se hizo cargo de la Presidencia.
El candidato del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) “no ha tenido el tiempo de construir imagen y liderazgo propios, se ha disuelto en el legado, y su estilo es una especie de copiado y pegado del que tenía su líder desaparecido”, dijo a IPS la experta en comunicación política Mariana Bacalao.
El analista Manuel Malaver, de tendencia opositora, sostuvo que “la contienda se da entre un Gobierno muy poderoso con un pésimo candidato y una oposición débil con uno excelente”. “Creo que si la campaña fuese más larga, Capriles podría perfectamente ganarle a Maduro, pero la brevedad favorece mucho a este último”, añadió.
El politólogo Nicmer Evans, afín con el Gobierno, respondió que “hay tres actores en pugna: Maduro, Capriles y también Chávez, quien de manera transversal sigue siendo el candidato principal en estas elecciones”.
Chávez ganó en las elecciones de octubre un nuevo mandato presidencial de 2013 a 2019, con casi 8,2 millones de votos, que equivalen a 55% de los concurrentes a las urnas. Su principal competidor, el mismo Capriles, candidato de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD), obtuvo 6,6 millones de sufragios, o 44,3% del total.
La Constitución de Venezuela dispone que, en caso de fallecimiento del Presidente dentro de los primeros cuatro años de mandato, la ciudadanía debe ser convocada a los 30 días para elegir a su reemplazante. Esa obligación dejó apenas 10 días a los aspirantes para hacer campaña a lo largo y ancho de este país de 916 000 kilómetros cuadrados, 24 estados y 333 municipios, con 30 millones de habitantes.
Tanto Maduro como Capriles se desplazaron a velocidad de vértigo de un extremo a otro del país, visitando hasta tres ciudades en un día, para galvanizar sobre todo, al electorado fiel que se manifiesta en polarización.