A pocos días del primer mes luego del devastador terremoto del 16 de abril, me temo que la prensa y autoridades pueden estar en proceso de olvidar este evento que dejó a miles sin hogar, con el dolor de la pérdida de sus seres queridos, que partieron para siempre dejando un hueco en sus vidas y que ahonda la desesperación del ‘shock’.
Sus memorias vivirán con ellos por siempre.
Recordarán los gritos en la búsqueda de sus seres queridos. Algunos salieron con vida; otros, muchos (quizá nunca sabremos la cifra exacta) no contestaron sus llamados desesperados.
Seguirán viviendo en carpas, campamentos que no pueden ser dignos, habrán visto la demolición de sus casas y negocios, con el corazón apretado y la angustia por el futuro. Seguirán necesitando elementos vitales. Miles de caseríos fuera de las rutas aún no habrán recibido adecuada atención.La única revolución ciudadana que ha existido en Ecuador, la de la solidaridad, nada tiene que ver con el Gobierno, y debe continuar cambiando su rumbo. Los periodistas, a hacer periodismo investigativo, con libertad, la que nos pertenece a todos. Los arquitectos e ingenieros, inspirar a los habitantes de la zona afectada a reconstruir para el futuro con los productos de la tierra; el resto de profesionales, chefs, médicos, contadores, abogados, a contagiar creatividad para iniciar la reactivación, con conciencia y sin importar los mandatos vanidosos y perdidos de líderes desgastados. La sociedad civil ha revolucionado el inicio de un camino que no podemos dejar de transitar, cueste lo que cueste.
Los planes gubernamentales tienen de fondo un interés político, la reelección y las firmas que deben recuperar. Las donaciones del pueblo no tienen por qué ser entregadas contra firmas del recipiente.
Miles habrán quedado sin trabajo y no tendrán sustento para sus familias. La prensa no puede olvidar y debe seguir; la ciudadanía con los medios sociales debe mantener viva la memoria de la prensa internacional, que, de hecho, ya pasó a otras noticias. En la primera semana, ya era más importante la política y la posibilidad de la reelección que iba robando espacio en las primeras planas, insensiblemente y aprovechando que la solidaridad nos tenía dedicados a nuestros hermanos de Manabí y Esmeraldas. Las disonantes palabrerías dirigidas a los sobrevivientes desconcentran al pueblo por su falta de sensibilidad.
Los ‘Panamá Papers’ serán negados una y otra vez y pelearán contra la prensa corrupta y los poderes obscuros y golpistas del exterior. El pueblo, entero, se verá afectado por las nuevas leyes tratadas con urgencia, crecerá su rabia, impotencia y desesperanza, llevándolos a pensar que no pueden seguir. La naturaleza probará su fuerza compitiendo con la desnaturalizada política que olvida a los humanos, principales protagonistas de esta historia.
La revolución iniciada continuará, no podemos parar. Ecuador es uno y no volverán a dividirnos. ¿Olvidar? ¡Jamás!
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