Una pequeña empresa minera (junior) canadiense anuncia que emitirá acciones por 4,5 millones de dólares canadienses para invertir en su prospecto de mina de oro en Imbabura.
Otra anuncia un nuevo presidente de directorio, encargado de desarrollar su principal activo, derechos sobre una mina de plata en Cotopaxi. Asesores de inversiones estadounidenses comentan la espectacular alza de las acciones de una junior con derechos a una mina en la Cordillera del Cóndor, y de otra con un prospecto en El Oro.
Estas y otras informaciones, disponibles en Internet, son indicios que finalmente despierta la bella durmiente minería ecuatoriana, en letargo desde el mandato minero de 2008.
El milagro parece haberlo propiciado la creación del Ministerio de Minas. La proliferación de ministerios creó una pesada burocracia, pero al menos este ha rendido frutos. Mientras minas estaba atada a petróleo, era la cenicienta ante la gran importancia de los hidrocarburos (vaya que me ha dado por los cuentos infantiles).
Ahora hay un funcionario de adecuado rango y con equipo para avanzar la agenda del desarrollo minero, y más importante, hacerle ver al Presidente y su entorno íntimo que el desequilibrio en la distribución de los beneficios que hizo que Kinross deje el país, también impedía que otras empresas invirtieran.
El 6 de abril se inauguró la Expominas 2016,y oportunamente siete días antes se promulga un nuevo instructivo para el otorgamiento de concesiones; habrá una subasta de modalidad Swiss Challenge. Las autoridades quieren atraer USD 600 millones en inversiones mineras. La Cámara de Minería se ha pronunciado positivamente de este nuevo marco regulatorio.
El Ecuador tiene un promisorio futuro minero, pero este Gobierno, en sus 10 años, no podrá beneficiarse del mismo. Cuando entró en vigencia el mandato, los precios de los metales estaban por las nubes. Cuatro minas se aprestaban a entrar en la fase de desarrollo. Es de esperar que ahora se retome el proceso: el consorcio chino Ecuacorriente con Mirador (y más adelante, Panantza-San Carlos), Lundin, sucesora de Kinross, con Fruta del Norte, ambas en la Cordillera del Cóndor, y dos proyectos auríferos más pequeños en Azuay.
Ninguna de estas minas comenzará a producir y exportar metales hasta fines de 2018, en el mejor de los casos.
Además del Ministerio, se creó la empresa minera Enami, que interesó a la chilena Codelco en el muy importante prospecto cuprífero Llurimagua, antes conocido como Junín, en Íntag, Imbabura. Pero este proyecto está muy verde para pensar que produzca en esta década.
El Presidente de Codelco viene de anunciar que si se entra en el desarrollo de Llurimagua, para financiarlo, Codelco tendría que poner sus derechos en una subsidiaria que se abra a inversionistas privados.