Ñucanchi Llacta quiere decir “Nuestra Tierra” en quichua. Y eso es lo que ha representado por más de cuatro décadas el conjunto ibarreño de danzas que lleva ese nombre. Ha sido una expresión nítida de la tierra imbabureña y de su enorme expresión cultural.
A mediados de los años sesenta surgió este grupo dedicado a representar danzas tradicionales. Eran muchachos y muchachas muy jóvenes, a quienes les animaba el deseo de bailar nuestros tonos, “por puro amor al arte”.
No fue una iniciativa temporal. El grupo se mantuvo y continuó actuando hasta el presente. Desde la fundación han pasado varias generaciones, inclusive padres e hijos, que se han sucedido en la tradición artística.
Los iniciadores y antiguos integrantes se sienten parte del grupo y le acompañan en sus presentaciones. Inclusive, de vez en cuando, alguno se anima a lanzarse al escenario para revivir antiguas glorias.
Los nuevos saben que son parte de una gran experiencia artística y humana que ha durado ya cerca de cincuenta años, a lo largo de los cuales, varias generaciones de jóvenes han pasado por el grupo.
Los fundadores y animadores del Ñucanchi Llacta fueron Rubén Darío Suárez y Consuelo Terán de Suárez, una pareja de maestros “querendones” de su tierra que tuvieron la iniciativa para agrupar a los jóvenes artistas, la tenacidad para mantener las labores casi por medio siglo, y la calidad humana para tratar a los integrantes del grupo como una familia. Cuando Rubén murió, Consuelito se mantuvo al frente del grupo, desde entonces con la motivación adicional de honrar la memoria del esposo y compañero.
El Ñucanchi Llacta se ha consagrado como una institución local. No ha habido fiesta importante sin su presencia. Fue una embajada imbabureña y ecuatoriana en otras tierras. Luego de años de grandes triunfos nacionales e internacionales y de no pocas dificultades, el grupo ha querido dejar un testimonio de su trayectoria en una publicación que recoge una secuencia visual de sus actuaciones desde 1966. El libro ha sido editado a todo color y merece ser leído con interés.
Allí se podrá encontrar las andanzas por Colombia, México y Estados Unidos. También las entrevistas con reyes y jefes de Estado, que han apreciado el arte del grupo en varios lugares. Y sobre todo en la Hostería “Chorlaví”, cuyo fundador Pepe Tobar, es uno de los grandes promotores del turismo en Imbabura. El libro recoge hermosas fotos a color de varias generaciones de miembros del grupo en varios de sus triunfos.
He sido testigo de la vida del Ñucanchi Llacta.
Ahora me complace invitar con cariño y orgullo a los lectores a recorrer las páginas de esta publicación. En ella encontrarán mucha calidad artística, mucha dedicación y esmero. Y sobre todo hallarán un inmenso amor a nuestra Llacta, a la tierra imbabureña y al Ecuador todo.