Nos salvamos o que nos salven

Moreno ha propuesto dos medidas contra la corrupción que no van en el mismo sentido y pueden ser contrapuestas. Un Frente cuya composición no suscita confianza y puede servir más bien a otros fines que una clara lucha contra la corrupción del reciente período. Y el novedoso pedido a la ONU para que forme una comisión sobre la corrupción en Ecuador. Esta demanda tiene aspectos positivos y negativos. Ecuador tiene, sin embargo, medios legales y gente que asumiría muy bien lo que la ONU haría, eso desde luego si AP por ética se distanciara de las instancias para analizar y tratar la corrupción. Lo contrario del Frente que Moreno creó.

La ONU creó Comisiones Anticorrupción ante situaciones muy especiales. Un caso emblemático es el de Guatemala, que fue destruida por la guerra y cuyas instituciones resultaban poco creíbles. Esta comisión tuvo y tiene un gran impacto y su trabajo es reconocido, funciona como un sistema de justicia casi paralelo al oficial.
Responde a la complicada tarea de encontrar corruptos y preparar sus casos para que la justicia ordinaria no pueda no condenarlos. Una entidad así requiere muchos recursos en abogados experimentados y personal profesional del ámbito internacional, un trabajo que no se agota en dos o tres años. Para el Ecuador ¿qué países aportarían con el abultado presupuesto?

Honduras hizo un pedido similar, pero la ONU indicó claras condiciones y no tuvo aceptación gubernamental. En Ecuador, Correa ya se opuso a la idea, ¿AP lo seguirá?

No es buen signo que una sociedad no logre resolver sus problemas por sus propios medios y requiera la intermediación de entidades externas. El esfuerzo de llegar a soluciones internas, por parciales que sean, es fruto de una dinámica interna que repercute en su modo de ser, en sus gentes u organizaciones activas y en su vida pública. El esfuerzo es mayor pero es algo propio que quedará en la cabeza y acciones de todos. El aporte de la ONU puede ser positivo pero por tiempos, costos y trabajo paralelo al sistema oficial, no es la prioridad actual para enfrentar la corrupción reciente la cual exige presión popular, de la sociedad, para avanzar. En Guatemala, no es seguro que esa comisión acabe por fortalecer el sistema de justicia de ese país.

Así, en lo inmediato, contrariamente a lo que parece hizo Moreno, es indispensable que tome decisiones claras, opciones sin medias tintas, sino todo quedará en las telarañas de un sistema que quiso todo controlar y ya creó mecanismos y reflejos para que sus miembros resulten intocables. No es el momento de estar bien con unos y otros, hay momentos en la lucha del poder que más vale arriesgar y ganarse el apoyo popular, de la sociedad organizada más activa que será el mejor poder. Si no, es perderse en los dedales de las disputas palaciegas.

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