No hay oposición

No ha habido ni hay una oposición política sistemática al gobierno de Correa, que hubiese podido constituir en una alternativa de gobierno en el 2013. Me refiero a aquella que se hace todos los días, sin desmayo, sobre la base de la contradicción política en temas de fondo y particularmente en los que interesa a la gente, porque no ha habido líderes con mensajes contundentes, provocativos y capaces de persuadir a crecientes seguidores de sus ideas básicas. Entonces el gobierno de Correa ha ocupado casi todo el espacio político para implantar su reformismo izquierdista.

La oposición cotidiana se ha reducido a la prensa contradictoria que sistemáticamente ha combatido al gobierno de Correa en temas básicos como la libertad de prensa, logrando que no se apruebe una ley que la restrinja. Los asambleístas opositores se han enredado en temas coyunturales y han actuado dispersos frente al bloque gobiernista, sin que haya surgido un líder nuevo que tenga apoyo caudaloso dentro y fuera de la legislatura y capaz de combatir al gobierno en forma eficaz en algún tema fundamental que interese a la ciudadanía.

Cuando el gobierno planteó la consulta popular unió a la gente que votó por el no en un 48%, lo cual no fue aprovechado por las débiles organizaciones opositoras para intentar una unión que posicione a un candidato capaz de clasificarse a la segunda vuelta electoral. Entonces ahora se debe hacer el último intento para no dejar de aprovechar ese 48% que está allí, esperando a un líder al que le siga la población que no está conforme con el gobierno de Correa.

La extrema izquierda que salió del gobierno de Correa puede sustraerle votos pero no seducir a un electorado que no tiene una posición radical. La lógica tendencia contraria al régimen de Correa debería ser la derecha política y económica, pero los que aparecen son más de lo mismo. La derecha económica que está contenta con el gasto del gobierno estará renuente al cambio, sin embargo vemos a Lasso buscando disputar los instrumentos populistas sin que formule ninguna alternativa atractiva para los electores. Noboa con planteos ridículos y con el lastre de evasor inveterado de impuestos y Gutiérrez con el fresco recuerdo de un gobierno que fracasó en todas sus líneas, no serán capaces de constituir una alternativa viable.

Nadie está convocando a las fuerzas de centroizquierda y el movimiento Concertación- quizá el único con planteamientos nuevos y frescos- ha sido anulado por el CNE. Entonces bien podría llenar ese espacio la candidatura presidencial de Paco Moncayo, un hombre serio y capaz, de amplia experiencia y prestigio nacional, apoyado por una lista de candidatos a asambleístas que incluya a jóvenes competentes como César Montúfar, María Paula Romo, Juan Carlos Solines y otros que si hay en los movimientos emergentes.

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