En las últimas tres semanas ha habido impresionante giro en los papeles de la gobernanza global. Estados Unidos, durante largo tiempo líder mundial en el establecimiento y desarrollo de relaciones de cooperación internacional, ha comenzado a expresar un credo unilateralista, sembrando temor en muchos países del mundo. Y China, por tanto tiempo reticente al multilateralismo, se ha comprometido a sostener la cooperación internacional, e incluso a liderarla.
Desde que en enero asumiera la presidencia de EE.UU., Donald Trump ha procedido a ejecutar verdaderos trabajos de demolición del papel global de Estados Unidos. Ha retirado a los Estados Unidos de la Asociación Transpacífico y replanteado los parámetros de las negociaciones sobre el conflicto palestino-israelí. Con respecto a China, no solo ha amenazado con imponer aranceles, sino que también ha planteado la posibilidad de cuestionar la política de “Una China” que sus predecesores, tanto republicanos como demócratas, han respetado durante décadas.
Trump también ha firmado órdenes ejecutivas para prohibir la entrada a Estados Unidos de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana y construir un muro en la frontera con México. Asimismo, su equipo ha redactado órdenes ejecutivas adicionales que reducirán o eliminarán la financiación para organizaciones internacionales y retirarán a los EE.UU. de tratados multilaterales.
La retórica y la conducta reciente del presidente chino Xi Jinping están en marcado contraste con las de Trump. En el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, el mes pasado, afirmó que el multilateralismo es fundamental para nuestro futuro colectivo. En una declaración aparentemente dirigida a Estados Unidos, continuó: “Debemos honrar las promesas y cumplir con reglas. No debemos seleccionar ni ignorar las reglas como mejor nos parezca”. Fue todavía más claro al criticar la perspectiva de abandonar el acuerdo climático de París, como Trump ha amenazado con hacer.
Sin embargo, es demasiado pronto para suponer que la Pax Americana que ha prevalecido durante las últimas décadas esté dando paso a una Pax Sinica. Por el lado estadounidense, los proyectos de órdenes ejecutivas de Trump no son tan draconianos como sugieren sus títulos. “Auditoría y reducción del financiamiento de organizaciones internacionales” solo propone un comité para revisar la financiación de organizaciones multilaterales. Ese proyecto se dirige a las organizaciones que reconozcan plenamente a la Autoridad Palestina o la Organización de Liberación de Palestina. No es nada nuevo: la legislación federal estadounidense ha ordenado por largo tiempo un corte total de fondos a cualquier organismo de la ONU en el que Palestina sea miembro de pleno derecho.
Ngaire Woods
Project Syndicate