El 10 de febrero del 2015, después de la visita del presidente Correa al Hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS en Guayaquil, el Presidente puntualizó esa posibilidad. Calificó a ese hospital de “verdadero desastre”, acusando la negligencia e indiferencia de quienes han estado frente a este. Precisó: “No es falta de dinero, que tengan claro los guayaquileños” (..) “hubo presupuesto, que no se lo utilizó. En el 2014 se gastó solamente el 64% de los recursos que le fueron asignados”.
Más allá de mis deseos de que toda casa de salud -igual que todo plantel educativo- sea eficiente, tengo especial afecto a los servicios médicos del IESS, porque en estos hizo parte de su carrera profesional mi hermano mayor, Santiago Roldós Aguilera, como interno, médico residente y cardiólogo, falleciendo en accidente de tránsito, días antes de cumplir 32 años de edad, el 2 de septiembre de 1969, cuando iba a atender una emergencia en la antigua Clínica del Seguro Social, sur de Guayaquil.
Sería un despropósito expresar que los problemas de las prestaciones de salud del IESS se iniciaron con este gobierno, pero también sería insensato olvidar que en ocho años del actual gobierno varias administraciones han pasado no solo sobre el hospital y la dirección médica del IESS, también cambios de directivos nacionales y provinciales de la institución. La pregunta sería ¿solo los de abajo tienen responsabilidades? ¿y en anteriores administraciones a la actual –que es la que declara la emergencia- que pasó?
¿Si es tan desastroso el Hospital del IESS, no sería mejor clausurarlo temporalmente, programando adecuadamente las referencias? Esto sí, por un término perentorio, porque no se trata de que el IESS abandone la prestación médica.
Una queja de quienes llegan al Hospital del IESS está en el alto riesgo de que se agudice la gravedad y aun se produzca la mortalidad por las carencias de lo esencial, en la urgencia o emergencia que se requiere, con la inminencia que exigen algunos procedimientos, sobre todos los quirúrgicos, para atender las patologías y las cirugías, con lo cual se podría estar configurando responsabilidad penal culposa en quienes lo permiten. Algunos médicos expresan que en las condiciones materiales del Hospital, tomar la responsabilidad de la atención, los haría personalmente sindicables de los riesgos de lesiones permanentes y de mortalidad, sin que tengan el poder del Estado, que pueden tenerlo las autoridades del IESS, para que no los persigan.
Frases como aquellas de que “los pobres vayan a las clínicas privadas” y a “los ricos se los envíe a las unidades del IESS”, y la amenaza de incautar, expropiar o nacionalizar clínicas privadas, quiero creer que son parte de la campaña interminable de confrontación que prima en la política de nuestros días.
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