La mujer del mago

Las fechas históricas y los números ejercen un oscuro encanto. Obligados por el calendario, veamos los años terminados en 2. Para la cábala, o ciencia de los números, el 2 es ‘La mujer del mago’. No soy quién para meterme con la mujer de nadie; simplemente diré que es fascinante navegar por las páginas de la historia buscando simetrías, coincidencias, números redondos. ¡Ah, el peso de los números redondos, como al decir: ‘Mañana cumplo 50, qué horror’!

Así, en este 2012 cumplieron 50 años dos fenómenos que tuvieron impacto mundial en la música y la literatura: el surgimiento de los Beatles y los Rolling Stones, y el ‘boom’ de la literatura latinoamericana a partir de la premiación, en 1962, de ‘La ciudad y los perros’, de un jovencísimo Mario Vargas Llosa.

Si echamos la mirada 200 años atrás hallamos que en 1812 se dictó la Constitución del Estado de Quito, pero ese mismo año fue derrotada militarmente la revolución quiteña que encabezara Carlos Montúfar. Debieron pasar 10 años redondos y muchos muertos más para que en 1822 las tropas de Sucre sellaran la independencia en la batalla de Pichincha.

Si avanzamos 40 años vemos que en 1862, Eloy Alfaro organizaba su primera montonera; exactamente 50 años después, en enero de 1912, su arrastre por las calles de Quito marcaría el fin de la Revolución Liberal. 10 años más tarde, en noviembre de 1922, cientos de trabajadores eran masacrados en las calles de Guayaquil y arrojados a la ría, en plena crisis del cacao. Sumados 10 años, en agosto de 1932 se desataba en Quito la sangrienta Guerra de los Cuatro Días que culminaría con la descalificación de Bonifaz y el surgimiento de un fogoso diputado que iba a dominar la escena política los siguientes 40 años: José María Velasco Ibarra, quien sería depuesto por última vez en el carnavalazo de 1972, dando inicio a la era petrolera.

En el intermedio, el 29 de enero de 1942 se firmaba el Protocolo de Río de Janeiro, con parte del Ecuador ocupado por tropas peruanas. El conflicto por los territorios orientales se prolongaría varias décadas; no así por los límites marinos que fueron definidos por sendos tratados firmados en Santiago, en 1952, cómo no, y en Lima el 54. Perú ha dicho que esos tratados “pesqueros” no fijan los límites con Chile y lo ha demandado en La Haya, donde los chilenos declaran que “el silencio de Ecuador” vale oro para la posición peruana. ¿Se preocupa alguien en nuestra Cancillería de lo que está pasando en La Haya?

Pero la verdad es que yo tampoco me preocupo mucho pues la próxima semana, del mes 12 del año 2012, se acaba el mundo. Un mundo que empezó a diluirse cuando llegaron los españoles en 1492, pero que asistió, justo un siglo después, al primer levantamiento del pueblo quiteño, la Revolución de las Alcabalas, en 1592. ¡Ah, la mujer del mago!

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