La repentina muerte del delantero ecuatoriano Christian el ‘Chucho’ Benítez dio la vuelta al mundo. Un número importante de medios internacionales y locales destacaron la noticia no solo por un día sino que incluso fue motivo de grandes titulares y despliegues durante toda esa semana. Fue tanto así que en esos días la figura del presidente Rafael Correa, la cual tiene detrás de sí un inmenso y millonario despliegue publicitario, quedó en segundo plano.
Aunque el afán de esta nota no tiene como fin polemizar el merecido y justo homenaje que recibió en días pasados el jugador ecuatoriano, sí busca analizar la reacción que la noticia produjo en la sociedad ecuatoriana y, particularmente, en el papel que desempeñaron los medios de comunicación nacionales.
Y es que la muerte del ‘Chucho’ desencadenó en el Ecuador una reacción de pesar tan grande que no se compara con la ocurrida antes por el deceso de un presidente de la República, artista, músico, intelectual, deportista o de un soldado que, como todos sabemos, fue abatido la semana pasada defendiendo la patria. Se gatilló un fenómeno social de masas que inclusive llegó a tener tintes religiosos.
Es cierto que el fútbol despierta pasiones. No obstante, da la impresión de que esta práctica deportiva se ha convertido hoy en día en un referente que expresa muchas cosas, entre ellas identidad, expresión de lo popular, sentido de superación y ascenso social, fama, éxito… Por ello, el fútbol si no se presta a la mercantilización de sus más destacadas figuras muchas veces tiende a idolatrarlas, crear mitos, leyendas, etc.
Eso lleva a veces a desfigurar la imagen de un deportista, llegando incluso a excesos como los que han incurrido varios periodistas y comentaristas deportivos al hablar de que “la patria pierde a uno de sus más preclaros hijos”, como si se hubiese tratado de Eugenio Espejo, Juan Montalvo o Eloy Alfaro.
Aquí vamos a un tema que quiero destacar: los excesos de la prensa. No me refiero solamente a los medios privados sino también a los públicos. Creo que la muerte del ‘Chucho’ tomó dimensiones grandilocuentes por el despliegue que dio la prensa. El ‘Chucho’ no fue solamente recordado sino que fue utilizado como una mercancía para aumentar la sintonía de los medios de comunicación.
Por ello, cualquier cosa fue motivo para el despliegue noticioso: las causas de su muerte, sus últimas palabras, la promesa de su madre, etc. La noticia dejó de ser prioridad para ser el rumor y la inmediatez lo prioritario. De ahí el motivo de usar imágenes impactantes, hacer transmisiones en directo y despertar emociones.
El derecho a la comunicación debe estar sobre el mercantilismo, la neutralidad sobre el sensacionalismo, la objetividad sobre la espectacularidad. Un motivo más para pensar en la urgente necesidad de mejorar la calidad del ejercicio periodístico en Ecuador.