En lunfardo, o en términos coloquiales argentinos, cuando se habla de mina, se está refiriendo a una mujer, por lo general una dama despampanante, espectacular, en todo sentido’ también en aquel que algunos de los lectores de esta columna están imaginando. ¡Viste la mina!, se oye decir en cualquier ciudad de Argentina, cuando un monumento de carne y hueso pasa al lado de un caballero. Es que, ¡sí qué hay minas!
En Ecuador también tenemos de esas minas. Mujeres de toda edad que a medida que se vuelven maltoncitas, son más interesantes. Pero del bello género femenino, lastimosamente no escribiré. Me referiré a las otras minas, aquellas que todos los países esperan encontrar, explotar y exportar el producto de sus entrañas. Aquellas que pueden hacer la diferencia en la economía de una nación, y por tanto, dejar de ser un país pobre para convertirse en uno rico.
En enero de 2009 se expidió la Ley de Minería, y recién en noviembre de ese año el presidente Correa promulga su Reglamento. En estos cuerpos legales, se ordena que el Ejecutivo prepare el modelo de contrato de explotación minera, y hasta el día de hoy eso no ocurre. Como consecuencia de la “eficiencia” gubernamental, los trabajos mineros en Ecuador están prácticamente paralizados. No hay más de 5 compañías con autorización para reiniciar actividades. Por conveniencia gubernamental, tampoco hay estadísticas.
¿Qué ocurre con nuestros competidores de minas? Perú, en los primeros 5 meses de este año, ha exportado en productos mineros USD 7 800 millones. Incrementó sus exportaciones en 39,7% comparado con igual período de 2009. Este año, Chile espera obtener en exportaciones mineras USD 32 000 millones, es decir, pronostican un aumento del 6% respecto a 2009. Hasta hace unos meses estaba al frente del Gobierno chileno una izquierdista. Ahora, el señor Sebastián Piñera, identificado con la derecha moderna. Aún con estos cambios ideológicos, Chile avanza.
El 48% de los chilenos consideran que la mejor industria es la minera, seguida de la vinícola. A continuación su preferencia se dirige a la de frutas y la banca. Esta calificación de la minería se debe a que los chilenos ven que el dinero producto de minerales ha servido para crear el seguro de desempleo; un nuevo plan de pensiones; inversión en ciencia y tecnología. Y, también, ahorro para las generaciones futuras. No han sentido que esos dólares se han desperdiciado en atacar a los medios de comunicación; en publicidad infamante al oponente; en guardaespaldas y seguridad para el gobernante. Es decir, en dar gusto a las veleidades del poder.
Los ecuatorianos estamos bien con un tipo de minas’ ¡menos mal!