La vivencia más dolorosa para una democracia es cuando el poder decide imponerse por generar miedo.
En la base de la democracia debe estar el respeto a la contradicción, nunca la amenaza para callar a los que piensan y opinan diferente.
Es que lo que quiera u opine quien ejerce el poder no debe tener fuerza de dogma, peor convertir en infracción penal su cuestionamiento.No hay, nunca habrá, democracia sin posibilidad de disentir.
La fraseología descalificadora, con la amenaza de castigo para quien intenta responder, o ante la sola manifestación de oponerse al poder, con jueces que viven otro espacio de miedo, el de no perder su cargo o de que se les acuse de prevaricato, para nada es expresión de democracia.
Hay una frase sobre aquello, “Cuando los que mandan pierden la cabeza, los que obedecen, pierden el respeto”, difundida por las redes sociales con motivo del incidente entre el presidente Correa y el cantautor Jaime “el chamo” Guevara.
La señal de Guevara a Correa fue de rechazo a este. Pero, el Presidente que bien debe conocer a Guevara como un militante sin límites para las causas que asume, no debía descender a la vía pública a enfrentarlo, rodeado y protegido por sus escoltas armados.
Que Guevara es político y no solo artista. Claro que sí. Su guitarra la ha bautizado como “máquina antifascista”. Un sinnúmero de veces ha sufrido represión desde el poder, le han arrancado la guitarra y lo han recluido.
Y cada acto de represión, lo hace más firme en sus convicciones. No hay proceso de reclamo social en que él no haya participado. Por lo menos, desde la denuncia de los asesinatos de los trabajadores de Aztra, octubre de 1977, él con su guitarra estuvo en las calles, también solidario inseparable en las acciones porque se establezca la verdad del asesinato de los jóvenes Restrepo.
El parte del mayor Marco Montenegro -sobre el incidente indicado- imputa una condición falsa al artista, como luego se ha evidenciado “el sujeto emanaba un fuerte olor a alcohol y denotaba claramente su elevado estado etílico”.
Y tampoco es el caso de cambiarle la calificación de alcohólico y drogado a la de “enfermo con epilepsia”. La militancia de Guevara no se da por su enfermedad, sino por sus convicciones, equivocadas o no.
Otra expresión presidencial de la sabatina de agosto 31, repotenciada por el Ministerio de Educación, fue que no tendrían cupo en los planteles fiscales los jóvenes que se manifiesten en contra de su decisión sobre el Plan B en el Yasuní.
La mordaza a los jóvenes debe ser impensable en democracia.
La rectificación del martes 3 de septiembre, es que pueden hacerlo fuera de horario de clases.
En cualquier lugar del mundo, a la juventud no se le puede condicionar derechos, peor condenarla al silencio para que acceda a la educación.