El mensaje del abrazo del Papa

El abrazo del papa Francisco a Gustavo Gutiérrez marca un cambio histórico en la relación del Vaticano con la Teología de la Liberación, el movimiento teológico más importante del último siglo y medio. Gutiérrez, un humilde sacerdote peruano, es la figura más representativa de esta teología, no siempre bienvenida. Cabe recordar que el Vaticano condenó formalmente algunos de sus elementos y Benedicto XVI, cuando aún era el cardenal Ratzinger, sancionó a teólogos de la liberación como Leonardo Boff (quien eventualmente dejó el sacerdocio) y Jon Sobrino. Gutiérrez nunca fue sancionado, pero sí advertido, y el Vaticano se aseguró de que sus libros no se desviaran de la ortodoxia prescrita por Roma.

La Teología de la Liberación surgió en América latina a principios de los setenta en relación al Segundo Concilio Vaticano, la revolución cubana y la teoría de la dependencia. En ese contexto, muchos de sus exponentes propugnaron el reemplazo del capitalismo por el socialismo como única manera de encarnar la opción preferencial por los pobres. Algunos personajes menores hicieron apología de la violencia revolucionaria, pero ninguno de los grandes pensadores cayó en la trampa de consentirla o promoverla. Fue la opción socialista lo que llevó a Juan Pablo II, un papa que había sufrido la Polonia comunista, a buscar limitar la influencia de la teología de la liberación. Para algunos, entre ellos Ratzinger, el fin del socialismo significaba el fin de esta corriente, pero lejos de desaparecer fue adquiriendo mayor influencia.

El corazón de la Teología de la Liberación es la "opción preferencial por los pobres". Esencialmente, consiste en la idea de que la teología y la vida del cristiano deben ser practicadas desde la perspectiva de las personas más vulnerables de la sociedad. Es una idea simple pero de implicancias radicales y para muchos -en todo el continente durante años turbulentos- tuvo consecuencias fatales. La Teología de la Liberación tiene mártires: los más famosos, el arzobispo salvadoreño Oscar Romero, asesinado cuando celebraba misa en 1980, y el teólogo Ignacio Ellacuría, asesinado en 1989 con otros seis jesuitas y la empleada en su residencia de la Universidad Católica de El Salvador.

Una teología es una cosmovisión que determina modos de actuar. Nos conducimos de una manera u otra de acuerdo a nuestra visión.

Uno de los libros académicos más importantes de la última década, Pathologies of Power: Health, Human Rights and the New War on the Poor (Patologías del poder: salud, derechos humanos y la nueva guerra a los pobres), del médico y antropólogo de la Universidad de Harvard Paul Farmer, toma el enfoque de la Teología de la Liberación y lleva la opción preferencial por los pobres a estudio. Uno puede estar en desacuerdo con las ideas básicas de la Teología de la Liberación pero no se puede soslayar que personas como Gutiérrez, Boff y otros han dedicado sus vidas a servir a los más vulnerables. Por eso, el gesto del papa Francisco no sorprende: es una instancia adicional de su prédica y otro ejemplo de reconciliación. Francisco ha dicho que ansía "una Iglesia pobre y para los pobres." Esa Iglesia no los podía dejar al margen y ese es el mensaje del abrazo del Papa.

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