El viernes 1 de Mayo, que será el noveno de la larga etapa correísta, tiene connotación diferente a fechas anteriores, porque ha ido creciendo el descontento popular ante muchos errores en la conducción de la política social, agravada con el anuncio explícito de que se acabó la asignación que el Estado siempre dio al IESS.
A cambio, ahora ya hay rasgos opresivos a su autonomía administrativa, y paralelamente continúa la persecución a toda manifestación de defensa institucional.
Como efecto, esta conmemoración clásica, que tiene significado internacional, y al haberse enraizado en nuestro pueblo, casi no requiere de convocatoria, porque hay dos ejes espontáneos: a) el del pueblo sindicalizado a través del FUT, y al cual se adhieren espontáneamente ahora, muchos sectores; y, b) la surgida en estos años correístas, como forzado sector adherente al Gobierno.
Pero lo que marcará la asistencia masiva ha crecido por los múltiples ataques que ha hecho este Gobierno a sectores de empleados públicos y también de la empresa privada, que sin sentirse parte del sindicalismo histórico, han sido objeto de intervenciones para disminuir utilidades, por ejemplo, o vigilancia a ciertas actividades de desarrollo.
Por lo expuesto, ahora sí existen condiciones para que en las capitales de cada provincia salgan personas de todas las edades e ideologías, y constituyan multitudes para expresar públicamente su descontento, rechazo y reclamo específico.
El último golpe fue la eliminación del 40% de aportes del Estado al IESS para jubilaciones y salud. En consecuencia, el pueblo tomará las calles como el escenario natural de cualquier protesta en el mundo para que su voz sea escuchada.
En esta vez la motivación tiene muchos justificativos, que comienzan por la reelección indefinida, pasan por el agotamiento que soportamos todos, con el monólogo sabatino, y las constantes cadenas que nos agotan semanalmente con las informaciones: presidencial y de la Asamblea.
Son dos protagonistas que ya saturaron sus propios espacios políticos, y han disminuido la audiencia ciudadana por haber pasado los límites de asimilación popular.
Es el efecto del cansancio a que han llegado los sectores sociales, a quienes se les ha ido quitando las necesarias opiniones adversas, que servían para comparar los mensajes emitidos desde las alturas del poder.
Muchos valiosos periodistas de opinión han dejado sus espacios en la TV y en emisoras radiales, así como han desaparecido revistas con espacios críticos bien fundamentados, como Vanguardia.
Por lo analizado, este viernes 1 de Mayo-2015, como toda manifestación pacífica y política, llenará plazas, calles y avenidas, y quizá constituya un motivo más para que sea apreciada desde las alturas del poder absoluto, como la necesaria, justa e imprescindible presencia de una creciente mayoría ciudadana, que propone una posición para las presidenciales del 2017 contraria a la reelección indefinida.