Mala nota del país

Aunque parezca imposible, la verdad es que cada año se califica a los diversos países del mundo, según su desempeño relativo. Con limitaciones e inexactitudes se procura de todos modos, medir la proporción en la que cada Estado se aproxima o se aleja de aquello que es su fin propio, es decir la conquista del bien común para todos sus habitantes.

A estas ‘notas’ se las denomina como el Índice de Desarrollo Humano y se las viene haciendo públicas por iniciativa de uno de los programas de las Naciones Unidas, desde hace ya 21 años. Tácitamente se admite que el venerado ‘ingreso per cápita’ resulta insuficiente, ya que se limita a realizar una operación aritmética entre el monto del Ingreso Nacional y el número de moradores del país de que se trate; no proporciona indicación alguna sobre el ‘reparto’ interno de la riqueza; puede llevar hasta conclusiones engañosas y requiere por tanto, que se consideren también otras realidades, al momento de ofrecer una imagen más o menos objetiva de la situación.

De esta manera, se combina la información del producto interno con los niveles de escolaridad y también con la expectativa de vida de sus moradores.

Por lo que se refiere al año más reciente, el Índice de Desarrollo Humano revela que entre 187 países de todos los continentes, el Ecuador ocupó el puesto octogésimo tercero – 83 –, lo que resulta insatisfactorio, sobre todo cuando se recuerdan los formidablemente elevados precios internacionales del petróleo ‘crudo’ y el consiguiente mejoramiento colectivo que debió esperarse mediante el eficaz aprovechamiento de esta sorpresiva riqueza.

En el panorama mundial conjunto, los países mejor situados puede considerarse a Noruega, Australia y Holanda, mientras que los últimos lugares de la tabla fueron trágicamente ocupados por la llamada República Democrática del Congo, Níger y Burundi, todos correspondientes al continente africano.

Si la consideración se reduce sólo a La-tinoamérica, son países con mejor ubicación que el nuestro, Chile, Argentina, Uruguay, México, Panamá, Venezuela y Perú, mientras que le siguen al Ecuador, Brasil, Colombia, El Salvador, Paraguay, Bolivia y Nicaragua, a tiempo que Haití es definitivamente el último del subcontinente.

Por cierto, el mismo documento asegura que el reparto interno de la riqueza ha empeorado dentro de la mayoría de los países y puntualiza que “América Latina sigue siendo la región más desigual en materia de ingresos”, pese a que algunas naciones como Brasil y Chile han conseguido reducir sus brechas internas.

Aparte de enfatizar que “las personas deben ser agentes de su propio desarrollo”, el informe de este año asegura que “las mujeres, la población indígena y los afrodescendientes suelen ser los grupos más afectados por la desigualdad del reparto”.

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