Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral, al proclamar la victoria del coronel Hugo Chávez le evitó a Venezuela una balacera, si había de creerse al comandante Alberto Carías (MRTA), cuando amenazaba con ganar aunque sea a bala o repartir plomo a la oposición si se negaba a aceptar la victoria
Tibisay Lucena le evitó a Venezuela no solo una balacera sino la guerra civil, si había de creerse en el pronóstico del propio presidente Chávez sobre lo que ocurriría en caso de ser derrotado en las urnas. El anuncio de la señora Lucena les evitó una tragedia a Fidel Castro y Daniel Ortega. Para quienes los resultados eran casi más importantes que para Venezuela. Una derrota de Chávez hubiera provocado una turbulencia económica y política de magnitud. La turbulencia se hubiera sentido desde la Patagonia hasta la línea ecuatorial, porque hubiera afectado también a los procesos reeleccionarios.
Henrique Capriles, el candidato derrotado, le ahorró a Venezuela un período de sospechas y chismes al aceptar de inmediato los resultados proclamados por la señora Lucena. La suspicacia ya estaba en construcción desde que una de las cadenas internacionales de televisión decía que el Consejo Electoral tenía ya los resultados y se preguntaba: ¿qué hacen los miembros del Consejo Electoral en las cuatro horas que han pasado desde el cierre de las elecciones?
Henrique Capriles le ahorra a Venezuela una racha de rivalidades y maniobras en el tropel de parientes y subalternos de Chávez que deben saber más que todos nosotros acerca de su salud y esperaban heredarle una república; el candidato perdedor les ganó la partida porque se convirtió en el segundo líder más popular de Venezuela.
La ausencia de los observadores de la OEA le ahorró a Venezuela una mancha a su soberanía, según los anuncios oficiales. Fiel a su afán de cambiar nombres con la ilusión de cambiar así la realidad, el presidente Chávez decidió llamarlos “acompañantes” y no observadores; y estuvo bien, porque los observadores pueden ser amistosos o críticos, mientras que los acompañantes son amigos. La aceptación de observadores no habría cambiado nada. Hace tiempo que está en duda el valor de esas misiones que nunca se atreven a cuestionar los procesos electorales, cuando mucho, relatan incidentes menores y se explayan en el capítulo de las recomendaciones a sabiendas de que no serán tomadas en cuenta.
A pesar de la inflación, la pobreza, la inseguridad, el despilfarro de dineros públicos, los electores del coronel no se han decepcionado, desde la última elección se han sumado 750 000 nuevos partidarios. Hay dos argumentos irrebatibles para los chavistas, el carisma y la inversión social. Chávez invierte y divierte y ese es el secreto que le ha llevado a la victoria contra todos sus enemigos juntos, pese a la enfermedad mortal que le desgasta.