Los periodistas hacían su trabajo

El secuestro de un equipo periodístico es una mala noticia para la democracia. Los periodistas existen para contar lo que el poder (público, privado o fuera de la Ley) intenta ocultar y, en ese marco, buscan la construcción de una sociedad con un ejercicio de derechos pleno.

Tres integrantes de un equipo periodístico de EL COMERCIO han sido secuestrados en Mataje el 26 de marzo del 2018. ¿Mataje? Sí, una parroquia ecuatoriana, al costado sur del límite internacional entre Ecuador y Colombia, cerca del Pacífico. Hasta allí se planificó la llegada de periodistas, para contar cómo se encuentran sus habitantes luego de los ataques que desde el 27 de enero del 2018 soporta el norte de Esmeraldas.

EL COMERCIO ha documentado los efectos del conflicto armado de Colombia en la zona desde hace 18 años, cuando la sorpresiva desaparición de 49 fusiles AUG del Batallón Montúfar del Ejército en Esmeraldas, y si bien ahora el asfalto suple al lastre en la vía de acceso y calles pavimentadas cubren las otrora trochas de tierra y matorrales, lo cierto es que poco ha cambiado: Mataje está en Ecuador pero Ecuador no está en Mataje.

La única escuela solo ofrece educación básica. El dispensario médico, medicina general. Recién a 1,5 kilómetros al sur del poblado fronterizo, siguiendo la carretera al interior de Ecuador, hay soldados con retenes móviles. ¿A 1,5 kilómetros? Sí, en el mismo sitio desde el 2004, cuando se instaló un destacamento de la infantería de Marina, sin contacto con los pobladores de Mataje.

El equipo de EL COMERCIO llegó a un poblado, como lo hace siempre, con sus credenciales. No saltó en paracaídas, atravesó la vía a la luz del día y fue autorizado por militares -a 1,5 kilómetros- a pasar en vehículo a territorio ecuatoriano. Y fue secuestrado.

Sí, la frontera está permeada por narcotráfico y grupos armados; pero estos no llegaron solos a las zonas habitadas. La falta de servicios, educación, salud, agua potable, justicia, derechos humanos, esa desidia estatal en una zona de conflicto histórico, fueron tierra fértil. Y la prensa libre ha estado ahí para contarlo.

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