Lo que ha ocurrido en Venezuela nunca puede ocurrir aquí, dicen los españoles, porque es un país diferente y tiene otro nivel de cultura; mientras una jauría de populistas, aliados con la extrema izquierda, se apresta al asalto del poder montado a hombros del resentimiento y de la ingenuidad general. Son los mismos que asesoraban a Chávez, a Correa y a Evo.
Aquí nunca llegaremos adonde ha llegado Venezuela, se dice también en Ecuador, porque a diferencia de Maduro que “está más loco que una cabra”, según señala Mujica, nuestros gobernantes son jóvenes lúcidos graduados en Europa y Estados Unidos. Mientras tanto, baja la producción, sube el desempleo, aumenta la corrupción, crece el endeudamiento, se multiplican los impuestos, se impone la propaganda y ahora enfrentamos nuevas amenazas a la libertad de expresión y a la moneda.
En los próximos meses, los ecuatorianos seremos testigos del más grande feriado de frecuencias de radio con la realización de un concurso para la adjudicación de 1 472 frecuencias al mando de Arcotel y Cordicom, dos organismos que se han delatado como dependientes del poder político.
Las normas establecidas para el concurso no ofrecen garantía, como advierte Fundamedios, de respeto a los principios de independencia, transparencia, rendición de cuentas, justicia, pluralidad e inclusión, como señalan los estándares internacionales y en especial los “Estándares de libertad de expresión para una radiodifusión libre e incluyente”.
Lo que vamos a ver, en vísperas de la campaña electoral, es una maraña de temores, ambiciones, ofertas, presiones y traiciones para renovar o cancelar, denegar o conceder frecuencias, bajo la apariencia de una calificación objetiva de los postulantes, realizada de acuerdo con normas subjetivas que dejan amplio margen a la discrecionalidad de los funcionarios.
Puede ocurrir lo que ocurrió con los jueces cuyas calificaciones fueron manipuladas políticamente, según denunciaron los observadores invitados por el mismo Gobierno. Los beneficiarios se acomodarán a la línea oficial, y los demás dirán que nada se puede hacer y seguirán creyendo que aquí no es posible que lleguemos a donde ha llegado Venezuela.
También seremos testigos, en los próximos meses, de la implementación de la moneda electrónica emitida por el Banco Central que es exonerado, con una ambigua transitoria, de los límites y restricciones establecidos en el Código Orgánico Monetario y Financiero. Entrará en vigencia cuando sea sancionada la Ley Urgente de Solidaridad. La limitación consistía en evitar la emisión sin respaldo líquido.
Nadie comenta el tema con libertad porque hay una ley que sanciona a quien provoque, lo que la autoridad considere pánico económico. Y se sigue creyendo que aquí no es posible lo de Venezuela porque no tenemos moneda que el Gobierno pueda devaluar.