La lista

No puedo negar que sentí pavor al ver la foto de un colega durante la última sabatina del excelentísimo Presidente. No por el periodista, sí por sus hijos y su familia.

Conozco a Gustavo Cortez en el ámbito profesional. No se cuántos hijos tiene, pero sé que uno es un deportista, aspira no solo a integrar un equipo profesional de fútbol, sino a defender al país en la Selección.

No es la primera vez que imágenes de periodistas son mostradas en pantallas gigantes. La de Martín Pallares también fue exhibida al público hace algunos meses y con el mismo riesgo de que pueda generar una reacción violenta en su contra. No sé si recuerdan que un fanático golpeó con un palo el hombro de Jorge Ortiz y como consecuencia de eso estuvo más de un año sometido a una delicada y costosa rehabilitación.

Si el hijo de Gustavo lleva el mismo nombre de su padre quedará estigmatizado por causa de las desbordantes pasiones políticas que comienzan a incubarse los lunes y tiene su corolario los sábados y así sucesivamente durante todo el año.

Ver la imagen en la pantalla me pareció el peor de los escarnios. Recordé al funcionario que dirigía la función electoral cuando anunciaba la destitución de los diputados del ex Congreso.

Con letras blancas sobre un fondo negro, con música de la cabalgata de las Walkirias, la obertura de la fenomenal ópera de Richard Wagner, uno de los más grandes compositores alemanes, quien todavía es denostado por el hecho de que Hitler también admiraba la obra wagneriana.

Y en esa época funesta del poder nazi aparecían las listas de los supuestos enemigos del poder total. Qué pasiones desata la política, pero ese es un análisis para psicólogos y sociólogos.

Vi a Gustavo Cortez igualito como en la lista de los "más buscados", como criminal y sentí pavor. Insisto, no por el periodista, sí por su familia y por la de muchos colegas sometidos al escarnio público. ¿Qué tienen que ver los hijos y los familiares en toda esta descomunal algarabía política?

Me parece que los señores Alvarado y Samán, a quienes respeto por ser funcionarios y seres humanos, sabrán defenderse si es que se sienten aludidos por una investigación o por un reportaje que consideran injusto. No tienen más que probar que son absolutamente inocentes; no necesitan del excelentísimo para que los defienda.

¿Es pedir demasiado que en nuestro querido país la sensatez se imponga a la irracionalidad y al fomento del odio? El poder es efímero, los valores y la dignidad trascienden. Presidente, por qué no para este escarnio, usted es inteligente, no es necesario que nos acuse de buitres o de corruptos.

Su familia es tan importante como la de Gustavo o la de cualquier periodista. Ojalá Dios lo ilumine durante esta anticipada campaña electoral y pueda reflexionar frente a las propuestas de paz del vicepresidente Lenín Moreno.

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