En la página editorial de EL COMERCIO del 1 de diciembre del 2013, con el título que encabeza esta carta, escrito por el Dr. Rodrigo Borja, con mucho acierto se ha recordado la vieja anécdota del filósofo griego Diógenes, que sirvió para poner en circulación la expresión “buscar con la linterna de Diógenes”. Lo que buscaba Diógenes en aquella época era un hombre honrado.
Es decepcionante conocer actualmente que en nuestros países se ostentan los más altos índices relativos al fraude público con todas sus facetas. Sin embargo, a esta clase de delitos se lo ha disfrazado con el apelativo de corrupción.
¿Será porque no se quiere reconocer esta clase de delitos y a los delincuentes? Esta plaga es cada vez más generalizada. Con muy acertada razón, alguien manifestó: en nuestros países no hay razones para no robar. En China, por ejemplo, el fraude de los recursos públicos es castigado con la pena de muerte y la confiscación de los bienes o recursos defraudados. Ante el avance de la delincuencia, ¿cómo no luchar contra esta clase de delitos y los delincuentes? ¿Cómo callar ante la creciente delincuencia pública, disfrazada de corrupción desafiante e impune? No basta buscar con linterna a los delincuentes financieros.
La investigación forense y su aplicación son el mayor desafío que deben plasmarse en una realidad, frente a la impunidad, que es la columna vertebral de la injusticia.