La libertad de expresión es un derecho fundamental, señalado en el artículo 19º de la Declaración Universal de los DD.HH. de 1948, y las constituciones de los sistemas democráticos también lo señalan. De ella deriva la libertad de imprenta también llamada libertad de prensa. Es importante ya que por el solo hecho de pensar y tener un criterio respecto de algo, todos tenemos la libertad de expresar algún pensamiento sin que debamos ser reprimidos, censurados o recibir calificativos poco encomiables. Es por esta razón que este es uno de los derechos más amenazados, especialmente por parte de gobiernos, sectores políticos y económicos, incluso dentro de los mismos medios de información, que quisieran tapar la boca de quienes protestan, les reclaman y exigen cuentas por sus actos. Si bien este derecho es inherente al ser humano, como persona natural, los medios de información se han arrogado la potestad de ser los intermediarios de la opinión de la gente y, con esta premisa, dicen, informan y comentan los hechos sociales. Perder el derecho a la libre expresión será para el ser humano someterse a la opresión, dar por verdades indiscutibles lo que dicen, los gobernantes y los poderes económicos y políticos. Dadas estas pautas, todo ciudadano debe hacer respetar su libertad de expresión y ser muy objetivo al escoger el tipo de gobierno que no trate de limitarnos a nuestros pensamientos sino aquel que esté abierto a todo tipo de comentarios, sugerencias y críticas constructivas.