Vivimos, nos aseguran, en un mundo justo en el cual dicen que, finalmente, todo es de todos. Me preocupa, sin embargo, que quienes han convencido a todos que todo es de todos, no se incluyen en el grupo de todos. Me refiero a que la ley que aseguraría la libertad de expresión, al parecer sirve solo para algunos. La validez de las medidas, leyes o acciones que se deban tomar para lograr la meta deberían basarse en que estas sean obligatorias para todos los actores, sean del bando que sean. Por principio, la equidad incluye a todos, a los más privilegiados y a los que menos tienen también, a los que están en el poder y los que no, también. Aquellos que lanzan la primera piedra con la excusa de buscar igualdad son quienes cargan con la mayor responsabilidad y deben dar el mejor ejemplo durante el proceso para lograr el fin.
Toda ley nueva, al igual que las ya existentes o los cambios que en ellas se realicen, debe regir para todos, sean estos los creadores del proceso o aquellos que en el proceso de cambio deban aceptarlo. Antes de su legalización, debería probarse que es aplicable y, su vacío en este período, no debería producir un libertinaje de los proponentes. Si durante el proceso de creación y legalización de una determinada ley, aquellos que la escriben y pretenden legalizarla, burlan flagrantemente su contenido aprovechándose de un evento mundial que nadie se pierde, como es el Mundial de Fútbol, en el futuro no tendrá validez alguna y serán tomadas a broma por todo aquel que debería tomarlas con seriedad. La historia juzgará a quienes la impusieron si abusaron de su inexistencia días antes.
La información que generaliza es información mentirosa. La información que exagera es falsa. La información que desfigura hechos es engañosa. El uso de bandas publicitarias que se basan en estas formas de utilizar la información, engaña a un pueblo entero que no entiende que poco a poco al aceptar mentiras como verdades, pierde su libertad de expresión. Razón tienen los medios, sean escritos, radiales o televisivos, de pedir una aclaración, exigir ejemplos concretos que prueben que lo que dicen los comerciales sean verdades, lo suficiente para ser la base de una nueva ley. El pueblo está siendo engañado, con comerciales artísticos pero que no representan la transparencia ni la libertad de expresión que se supone se logrará.
Los medios hacen bien en exigir una pronta aclaración de las repetitivas y ligeras acusaciones. Bien dicen que de todo hay en la viña del Señor, periodistas, políticos, seres humanos, correctos unos, incorrectos otros, pero quienes están dentro de las líneas de la honestidad, el respeto y la seriedad no tienen por qué permitir que se les incluya en acusaciones que generalizan, engañan y exageran.