@VicenteAlbornoz
La mayor parte de gente respondería esta pregunta con un simple “sí” o “no”. Pero en realidad, la contestación debería ser mucho más complicada. Debería ser “depende”, porque un mercado legal para drogas podría funcionar bien o mal, dependiendo del marco institucional que se cree para él.
En el mundo hay mercados legales para todo. Desde las cosas más inofensivas hasta cosas evidentemente dañinas. Y también hay mercados ilegales, en este caso más para las cosas dañinas que para las inofensivas. Si se piensa en legalizar las drogas, habrá que aprender mucho del funcionamiento de los mercados legales de productos peligrosos o dañinos y, con base en eso, crear un marco legal e institucional para las drogas. O, más exactamente, para cada tipo de droga, pues difícilmente las normas que sirvan para una, servirán para todas.
Veamos rápidamente la historia. En los últimos milenios, el ser humano ha ido creando una serie de instituciones para el comercio legal del alcohol. Los mismos romanos tenían impuestos especiales para el vino y en nuestra Real Audiencia los estancos eran una manera de regular el mercado de bebidas alcohólicas.
Hoy existe una mezcla de controles, impuestos y requisitos de información. Por un lado, el Estado busca impedir que haya licores ilegales (labor que se facilita muchísimo porque sí existen los legales). Además, el Estado cobra impuestos a las bebidas alcohólicas (tributo que cumple varias funciones, entre esas, desincentivar su consumo) y en todas las botellas se puede encontrar el detalle de su grado alcohólico.
El tabaco es otro ejemplo de un producto dañino que tiene un mercado legal. Y, aunque también cuenta con una combinación de controles, impuestos y requisitos de información, es bastante más restrictivo que el de licores. También es interesante resaltar que existen normas distintas para cigarros y para cigarrillos, al igual que podrían existir normas diferentes para cada droga.
Las cajetillas de cigarrillos cuentan con información detallada del nivel de cada toxina de esa marca específica, además de unas fotos tan hábilmente seleccionadas que a cualquier fumador le deben quitar las ganas de fumar (y al resto nos quitan el apetito).
Adicionalmente, beber alcohol está prohibido en ciertos sitios y fumar lo está casi en todo lado. Y tanto el Estado como algunas instituciones privadas hacen campañas para moderar el consumo de ambos productos.
Lo descrito hasta aquí es el marco institucional que regula el mercado legal de dos productos que tienen efectos dañinos para la salud. Si algún día se llegara a pensar seriamente en crear algo similar para las drogas, habría que analizar largamente todos los elementos mencionados. Y también considerar los beneficios de quitarles su fuente de ingreso a todos los narcotraficantes del planeta.