Columnista invitado
El incuestionable amor por la paz y por la reciprocidad que conlleva la seguridad internacional, especialmente en países vecinos colindantes, es el centro de gravedad de las relaciones de Ecuador con Colombia.
Por esa razón la visita de María Holguín, canciller de Colombia, debe ser interpretada como una brillante y adelantada exposición de la política exterior y de seguridad en su reunión con el canciller ecuatoriano.
A partir del análisis del escenario de la desmovilización de las FARC, la preocupación de Colombia se orienta hacia las metas básicas de protección y bienestar de la población colombiana, razón por la cual califican de urgente la implementación de un Plan Victoria delineado para dar mayor presencia al Estado, en zonas que hasta hace poco estaban en poder de la guerrilla.
Seguidamente se plantea una conveniente integración Colombia-Ecuador, para combatir a las BACRIM( bandas criminales) y al crimen organizado que sería pormenorizado en un gabinete binacional.
El canciller ecuatoriano, por su parte, sin iniciativa y desvalido de una política exterior y de defensa, con el Plan Ecuador archivado en Senplades, no fue más allá de anotar los nuevos retos que se derivarían del proceso de paz de Colombia.
Dio por sentado que la desmovilización de las FARC había llegado a una etapa final del conflicto; desconociendo las violaciones al cese del fuego y la fragmentación de las FARC que combaten a grupos disidentes que no comparten la política de paz y continúan reclutando a la fuerza a campesinos. Disidentes, grupos armados organizados ,GAO, paramilitares y de extrema derecha, se enfrentan con las fuerzas militares de Colombia, o rivalizan para poder controlar las zonas geográficas dejadas durante la desmovilización.
Recuperar y ejercer control del narcotráfico, minería ilegal de oro y del coltan (mineral valiosísimo), que generan ingentes y lucrativos ingresos, es la motivación esencial de su forma de vida.
El canciller, rehuyó el otro escenario también de preocupación para la población ecuatoriana, al facilitar el territorio ecuatoriano para el diálogo del gobierno colombiano con el ELN en mesas públicas el 7 de Febrero.
Las consecuencias se encuentran solapadas por el afán de prestigio del gobierno ecuatoriano y de considerase como un elemento importante para la negociación con el ELN.
La guerrilla ELN es de resistencia, se apalanca para la negociación en la participación de la sociedad y ha ganado la iniciativa al conseguir que para la liberación de Odin Sanchez, se indulte a dos guerrilleros del ELN.
Antes las FARC, ingresaban, aparentemente en forma clandestina ,hoy el Ecuador escolta para su ingreso al ELN, acaso por afinidad revolucionaria, legado que deberá ser discutido en el nuevo gobierno, sin mancillar el afán de una paz completa como ha manifestado el presidente Santos.