¿Para qué sirve Corea del Norte? Hay tres lecciones que aprender del penoso manicomio totalitario.
Primero: comprueba hacia dónde conduce el colectivismo marxista-leninista de partido único, planificación centralizada y autarquía o nacionalismo económico (la famosa “idea suche”).
En 1953, tras la guerra provocada por el expansionismo de Kim Il-sung con la complicidad de la China maoista y la URSS de Stalin, ambas Coreas tenían un per cápita menor al hondureño, entonces el país latinoamericano más pobre.
Sesenta años después, Corea del Sur tiene 32 400 dólares per cápita (el doble del chileno, la nación hispanoamericana más rica), mientras Corea del Norte apenas cuenta 1800 (la mitad del de Nicaragua, el país hispanoamericano más pobre).
Corea del Sur produce anualmente 18 veces más bienes y servicios per cápita que Corea del Norte. Son hermanos gemelos diferenciados por dos sistemas antagónicos de organizar a la sociedad.
Corea del Sur, con economía basada en el mercado, la competencia, la propiedad privada, el pluripartidismo, la democracia, la apertura comercial y el respeto por los derechos individuales, consiguió integrarse al primer mundo, erradicar la pobreza y tener más patentes y artículos científicos anualmente publicados en revistas especializadas que toda Latinoamérica.
Corea del Norte hace todo lo contrario: es la peor y más pobre tiranía del planeta.
Segundo: demuestra cómo un desastre político y social de esa magnitud, si logra desarrollar armas nucleares (con la irresponsable ayuda de China), puede convertirse en invulnerable y extorsionar a sus vecinos o a Estados Unidos con amenazas de provocar una catástrofe nuclear.
Tercero: ratifica la tesis israelí de que es suicida permitir que Irándesarrolle armas nucleares. Lo ha dicho varias veces Ali Jamenei, Supremo Líder de Irán, y oncólogo decidido a practicar una cirugía atómica: “Este tumor canceroso debe ser eliminado de la región”. El tumor canceroso es Israel. Alí Jamenei, no necesita consultarlo con nadie. Pues la soberanía no está en el pueblo ni en el parlamento. La soberanía le corresponde a Alá. Y Ali Jamenei — ulema mayor de la nación– es el intérprete de la voz de Alá. Él puede y quiere apretar ese gatillo.
La tesis norteamericana de contener o aislar a Irán no funcionará, como no ha funcionado con Corea del Norte. Washington, además, puede convivir con un Irán nuclear, como sucedió con la URSS y China durante la Guerra Fría, porque ningún ataque nuclear de esos países liquidaría a Estados Unidos.
Israel es más vulnerable. Sin dudas Jerusalén posee fuerzas para contraatacar y pulverizar a Irán o a cualquier país islámico que lo ataque con armas nucleares, pero el daño sería terrible. Al fin y al cabo, es un pequeño país con una población de apenas siete millones de habitantes. Un mazazo atómico quizás lo borraría del mapa.
Hay que mirarse en el espejo de Corea del Norte y actuar. No hay mucho tiempo .