La segunda vuelta

La vigilia de los quiteños y de otros pueblos, por el respeto a la voluntad popular expresada en las urnas es digna de todo encomio. Esta conducta enaltece al Ecuador.

Si bien el candidato de Alianza País no alcanzó el 40 % de los votos, estuvo cerca. Es decir: pudo haber llegado a la Presidencia a pesar de que el 60 % de los ecuatorianos rechazan la permanencia en el poder de ese partido político.

Indudablemente, la causante de tal descalabro nacional hubiera sido la división de la oposición, que es la culpable de su fracaso en la elección de los asambleístas, porque bien se conocía las normas a cumplirse para la asignación de las curules.

Con esta lamentable experiencia, son inconcebibles las actitudes de los que debilitan la candidatura opositora, como si hubieran alternativas, salvo las de votar en blanco o nulo, que la perjudicarían y facilitarían el triunfo de la candidatura de Alianza País. ¡No es la hora de confrontar las diferencias dentro de la oposición sino de salvar la República!

Está bien que los candidatos que no entraron a la segunda vuelta procuren que sus tesis sean acogidas por el candidato que sí lo logró, y que éste consolide la oposición. Lo que es repudiable e imperdonable, es difundir tesis que debilitan la candidatura opositora, a sabiendas que podrán promoverlas cuando se haya restaurado la democracia.

Debemos estar conscientes de que Alianza País tiene el apoyo forzado de muchos medios de comunicación, entre los cuales está la televisión pública, que debería servir a todas las tendencias, y el resto de medios a los que se obliga a pasar la información que favorece a dicho partido político.

Así, el pueblo es objeto de un pertinaz lavado cerebral, crimen de los más perversos y crueles porque anula y pervierte la conciencia de las personas que, por diferentes razones, no tienen la suerte de informarse debidamente. ¿Acaso no es verdad que el lavado cerebral adormece la conciencia de los ciudadanos para que no reaccionen mientras se cometen crímenes horrendos como los del nacismo, comunismo, fascismo y otros regímenes opresores?

Alianza País, que ha gobernado durante los diez años de mayor bonanza de la historia nacional, ha realizado algunas acciones y obras importantes, especialmente en los ámbitos, social y de la obra pública, que deberán ser juzgadas imparcialmente a la luz de la casi inexistente fiscalización de estos años. También, seguramente, varios de los funcionarios, en especial los de carrera, no habrán caído en la corrupción, la que parece no tener conciencia de que el país se desmorona económicamente sin que el endeudamiento que contrata cada vez en mayor escala y en peores condiciones financieras, pueda parar la creciente desocupación que invade al Ecuador, de la que no se podrá salir sino cambia radicalmente la estructura del Estado.

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